Capitulo 12- Pasado

3.7K 261 22
                                    

8 de junio 1944, Normandía

Solo hacía dos días que el ejército aliado desembarcó en la playa de Omaha dispuestos a terminar con la invasión alemana de Francia. Los estragos de la guerra llegaban a todos los rincones del antiguo continente, ciudades literalmente convertidas en escombros tras tantos años de crueldad, sangre, pólvora y dolor, demasiados años llorando amargas lágrimas por la humanidad sumida en una guerra sin precedentes donde cada familia del mundo sentía la pérdida de sus seres queridos por motivos que no alcanzaban a comprender.

El sonido de la batalla llegaba como un eco al que, desgraciadamente, ya se habían acostumbrado, buscando refugio donde seguir vivo mientras todo se derrumbaba alrededor, mientras el mundo sucumbía ante los bombardeos y el estruendoso sonido de los disparos, de los gritos desgarradores y suspiros que abandonaban las almas de los pobres soldados que luchaban sin un por qué…

Caminaba sumida en sus propios pensamientos, no temía a la muerte, nunca lo había hecho, solitaria y triste vagaba por la vida sin nada a lo que aferrarse, sin un ser querido al que llorar, sin familia a quien amar, la soledad era su huella y estaba dispuesta a asumirlo. Su hogar era una pequeña casa apartada del mundo y sobrevivía como podía, cultivando sus escasos alimentos ya que la escasez del mundo había llegado también a su hogar.

Una vieja radio retransmitía el avance de la guerra, no era ajena al dolor en el que se había sumido la humanidad y oraba incesantemente por el fin de la contienda, por la paz que se le antojaba lejana cuando el sonido de las armas se había vuelto más común que el sonido de los pájaros en el bosque.

Quizás aquel desembarco en las cercanas playas cambiara el rumbo de la historia mas ella no comprendía, su propia historia teñida de dolor, soledad y olvido estaba a punto de dar un giro completamente inesperado cuando en su caminar se topó sin quererlo con el cuerpo malherido de uno de los soldados, inconsciente sobre la tierra removida, la vida escapaba entre sus labios en forma de aliento entrecortado, su tez de color ceniciento, su extrema delgadez y la sangre manando sin descanso de una enorme herida en el costado… Un hombre herido, vestido con uniforme militar, respiraba a duras penas bajo sus pies mientras ella, estática, no sabía cómo proceder.

No pudo reconocer el uniforme que portaba, no sabía si era un aliado o un soldado alemán mas en esos momentos no encontró diferencia, solo era un hombre herido y ella debía socorrerlo. A duras penas consiguió cargar con él, escuchaba sus susurros como delirios, en una lengua que no pudo reconocer, mientras a rastras lo conducía a su pequeña morada sin saber realmente cómo proceder.

Una vez en su hogar, intentó curar la herida de su costado de forma rudimentaria, consiguiendo que dejase de sangras al cabo de unas horas, hecho que vio como un triunfo ya que, detenida la hemorragia, poco a poco su extraño invitado comenzó a recuperar el color de sus mejillas.

Durante días vigiló su sueño, lo alimentó como pudo ya que apenas rozaba la consciencia, mantuvo limpia su herida para evitar que una infección se llevase su vida y lo estuvo cuidando con ternura y cariño, sintiendo alivio cuando escuchaba el latir acompasado de su corazón.

De vez en cuando él hablaba en sueños, repetía una y otra vez un nombre, Lyana. Quizás el nombre de su amada, una mujer que le estaría esperando en casa, sufriendo sin saber qué había sido de él. Cuando se agitaba y sus sueños se volvían turbulentos, su mano acariciaba los negros cabellos del muchacho mientras le susurraba tiernas palabras, esperando, rogando por su recuperación.

Una mañana, igual a las demás, dejó al soldado para recoger algunas verduras de su pequeño huerto. Cuando tuvo lo necesario para preparar algo de comer, volvió a entrar en su casa, dejando caer al suelo todo cuanto llevaba en sus manos debido a la enorme impresión que sintió al ver los ojos azul eléctrico del muchacho, completamente abiertos y mirándola fijamente. Había despertado.

MIL VIDAS PARA AMARTE  ||CAMREN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora