Parte Única

23 2 0
                                    

Como un espejo, tu mirada refleja mi propia silueta. No comprendo, no comprendo por qué. ¿Por qué me duele tanto? Si te necesito ahora mismo, aún si estás frente a mi.

Extiendes un cigarrillo y al ver que no respondo, lo dejas en mi mano. Lo guardo en mi bolsillo. No volvería a fumar. Pero me insistes, tanto que cedo. Cedo y enciendo el maldito cigarrillo, y me lo llevo a la boca y te suelto el humo en la cara. Y no me haces nada, porque te lo mereces y sabes que si.

Me das la mano, y miras el cielo. ¿Por qué? Está gris. Está oscuro. Así como tus ojos, cada vez que en mi se posan. Entonces ¿Que te llama tanto la atención? No me miras, y yo que quiero besarte. Compartir el humo contigo, ver de todo. Matarnos en el mismo cielo.

Cierras los ojos y te levantas. Es que está empezando a llover, y no sé si esperas que busquemos cubrirnos, quedarnos ahí mismo, dar un paseo. Me sonríes, otra vez, y caminas bajo árboles que mucho no protegen. Te miro severo, la lluvia incrementa y a ti parece no importarte. "Bueno, el enfermo serás tú, después. Yo me marcho."

-YoonGi, no te vayas.- me detienes entonces, agarrándome fuerte con esa mano tuya que parece encajar a la fuerza con la mía.- lo mejor viene al final.

No entiendo lo que dices. Y me molesto.

-Vámonos.

Niegas. Y sonríes. Sonríes así limpio como tú puedes hacerlo, y nadie, nadie más.

Las gotas caen sobre tu cabello, mientras yo me cubro con mi mochila. Al fin puedo escuchar el característico sonido de la lluvia, y a esas alturas ya estás empapado. Yo casi, también.

Me acerco, finalmente, con la mochila al hombro. Y me dejo mojar, contigo al lado.
Nos besamos. Paso mi mano por tu nuca en busca de esa cercanía que sabía que podía encontrar solo contigo. Entre el beso, parece que me uniera a ti, como ser uno solo en medio de tanta mitad desdichada. Tu lengua recorre mi boca con cuidado, porque sabes que no me gusta, pero hoy no te reclamo. Mis manos bajan a tu cintura, que no sé cómo haces para que sea tan delgada, y pasamos horas así. La banca en la que estábamos sentados hace nada (ahora totalmente mojada), sirve para que no caiga al barro cuando me empujas hacia abajo. Y reímos.

A mí mente vienen inevitablemente los años antes de conocerte. A pesar de que encierro esas memorias, hayan forma de salir como si fueran agua fluyendo por un vaso roto. Y puedo ver claramente al yo pasado, que se lamentaba de sí mismo, y deseaba no existir. Cuando no había comida en la mesa, cuando no nos podíamos permitir una cama o una camisa nueva. Eran épocas duras. Tampoco había cariño, me hacía falta. No había compañía, de alguien, quien fuera. No quería seguir. Mis muñecas, con heridas, cicatrices, moretones, todo. Mis nudillos destrozados. Mi cuerpo magullado, por algún auto que no haya visto a mi sombra pasar, al que me lancé sin pensarlo mucho. Y en esa situación, te conocí. A Jung HoSeok. No quiero decir que te dí lástima, tú tampoco. No eres esa clase de persona, ¿verdad? Sólo me viste, y quizás sentiste lo mismo que yo. Conectamos almas, miradas, así nació esto, cuando tus ojos se hacían oscuros al enfocarse en mi. Tal vez no fue tan rápido, pasaron quizá unos meses, años ¿cuántos podrían ser? Perdí la cuenta cuando me percaté de lo poco que vivía sin ti. Al final el tiempo no mide nada. Porque no puedo recordar la fecha de nuestro primer beso, y eso no lo hace menos inolvidable. Porque recuerdo perfectamente tus palabras de madrugada, que pudiste decirlas hace un año, hace dos, hace tres, hace un segundo, que tendrían en mi el mismo efecto ¿Por qué ir lento, entonces, si la vida se pasa volando?

-¿En qué piensas?- no me había percatado, pero te había dejado hablando solo. Pasaba a veces que me ensimismaba y sólo escuchaba a mi propia mente, haciendo y diciendo lo que quería.

-Nada, no pasa nada.- suspiro. La lluvia ha parado, pero el sol no sale. Porque lo tengo al lado mío, mirándome con ojos espectantes y malditamente oscuros, esperando quizás que continuara.- Lo que pasa, es que te quiero.

-Tonto.- ríes, pero sólo un poco. Luego siento la intensidad con la que me reflejaste, que hasta me veo intimidado.- Te dije que lo mejor viene al final.

E inhalas.

El aire está limpio, pienso. Y si, pero no es eso. Y lo comprendo cuando corres por el sendero rodeado de árboles que gotean en mi cabello, y seguramente en el tuyo. Cuando se amplía tu sonrisa. Que siento una fragancia común pero maravillosamente refrescante.

La tierra mojada, que desprende tal envolvente fragancia. Se siente bien, muy bien. Quizás estoy exagerando. Puede ser, porque contigo las cosas brillan un poco más. Entonces todo es maravilloso. Hasta algo tan simple como eso.

Tu risa hace eco en mi, como si fuera el único sonido a mi alrededor. Me empieza a dar sueño, tendríamos que buscar un motel barato dónde pasar la noche. Allí terminaremos eso de la banca, que sé que él quiere y que yo quiero. Que sé que me quiere y sé que le quiero. Que querer no es cualquier cosa, tiene precio si se lleva normalmente. Pero no para nosotros, quienes somos uno y mil a la vez.

-Que pesadilla es esto del tiempo, YoonGi.- divagas cerca de mi cuello, pegado a mí ya con frío.

-No lo pienses, niño.- tomo con ambas manos tu rostro.- Así seremos inmunes.

━━━━━ ☾☽ ━━━━━

Llevo escribiendo esto un buen tiempo, cambiando la idea, el final, llegando a reescribirlo un par de veces. Pero ya está. Algo con lo que quede conforme.

Me alegra cerrar esta etapa, para mí significa mucho publicar esto después de tanto tiempo.

Gracias por leer.

p e t r i c o rDonde viven las historias. Descúbrelo ahora