Estaciones

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Por ahí andan los conejos, felices,
fornicando por nuestro jardín como si la primavera nos hiciera burla.
Y en cada maceta del patio en que plantabas tu vida, los capullos se han puesto de acuerdo y florecen con la fuerza de la ironía.
Qué osadía de la vida, de llegar a nuestro tiempo justo cuando nuestro amor se ha muerto.
Qué descaro de la naturaleza, de hacernos vivir en un sueño, solo para despertarnos de nuevo.
Aguardaré al invierno, agazapado, mirando por la ventana, hasta que se extingan los colores y la lluvia empañe los recuerdos. Y ahí,
me abrazaré a todo lo nuestro como al frío muerto; y sin querer te querré de nuevo, con la esperanza desesperada con la que se espera un milagro, y la fe descabellada con la que se cree en Dios; como si todo fuera posible, menos tú.

Entre Insomnios y Desvelos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora