Como cada día de colegio, Belinda iba acompañada de su madre al colegio para comenzar un día más de estudios.
Su madre, siempre se quedaba en la puerta esperando a que entrara y después irse. Cuando iba a recogerla hacía lo mismo, esperaba cinco minutos antes de que sonara el timbre para ver cómo Belinda salía entusiasmada de allí.
Era el mes de marzo y la madre de Belinda cada vez que recogía a Belinda estaba de mal humor.
Ella creía que era porque papá se había ido de casa por mucho tiempo, pero en realidad era porque su padre había muerto y ella se había quedado sin trabajo. Al ser una niña, no entendía todo esto.
Cuando Belinda pensaba que su madre estaba haciendo amigas, en realidad estaban criticándola, diciendo que su marido había muerto por culpa de ella y que si se está tirándose a todos para sustituir a su ex marido o para conseguir un nuevo empleo...En fin, sólo querían hundirla.
Mientras que pasaban los años, Belinda empezó a darse cuenta de lo que ocurría en su casa. Se dio cuenta de la depresión de su madre debido a las críticas y a que no tenían dinero. Belinda ya tenía 15 años y podía trabajar en algo. Así que decidió ir a trabajar de camarera de cinco a nueve de la noche en uno de los mejores restaurantes de su barrio. Por supuesto, su madre no sabía nada de esto, lo tenía en secreto. Cuando le preguntaba a dónde iba, Belinda siempre respondía con la misma respuesta: "Voy a casa de una amiga".
Llevaba ya siete meses trabajando en aquel restaurante y le iba muy bien, estaba ganando un gran sueldo gracias a su gran esfuerzo.
Su horario de cada día era ir al instituto, comer y hacer los deberes, trabajar, cenar y darse una ducha y después de eso estudiar hasta las doce de la noche. Y los fines de semana sólo se dedicaba a estudiar y a trabajar, aunque a veces se tomaba algún descanso.
Ya tenía el suficiente dinero como para poder comer mejor y comprar algunas cosas y pagar deudas. Así que decidió invitar a su madre una noche al restaurante y le dijo mientras que tomaba asiento que enseguida volvía. La madre estaba observando todo con una cara de horror, pensando sólo en el dinero que le costará pagar la cuenta. Después de cinco minutos, Belinda apareció vestida con su uniforme de camarera y le dijo a su madre: "¿Qué desea tomar?"
La madre empezó a llorar y abrazó a su hija. Belinda siguió el abrazo y le mostró todo el dinero que había conseguido. La madre le miraba con lágrimas por toda su cara y regañándola de porqué había trabajado, que ella podía con todo. Belinda le revolvió el pelo y juntas disfrutaron de su cena.
Consiguió que el jefe contratara también a su madre en ese restaurante y ambas trabajaron juntas, felices de tener un trabajo tan bueno como éste y sobre todo por poder estar siempre juntas, pasara lo que pasara.
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Mini Historias.
De Todo¿Quieres leer una historia interesante pero te aburres con facilidad? Aquí tienes unas historias que te engancharan tanto que incluso desearás que sean más largas. Mini historias para que os entretengáis un rato.