9- El mal día de Ranma

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Por fin Ranma había terminado los trabajos extras que los profesores le habían asignado, odiaba que Akane fuera la preferida de los superiores incluyendo a casi todo el instituto, ahora era a el quien le tocaba hacer todos esos trabajos solo porque estaba en el cuerpo de esta y lo peor era que debía hacerlo gratis, sin comida de premio o algo así.

Camino hasta la piscina y se quedó parado viendo fijamente el agua clara de esta, sonrió al recordar como este lugar se convirtió en el más odiado para Akane durante bastante tiempo, tiempo en el que aprendió a nadar sin necesidad de tener que ponerse más de 3 flotadores. Y así como se convirtió en el más odiado también se convirtió casi como su segunda casa, la torpe chica no salía de la piscina y eso lo preocupaba bastante a él, aunque lo negara, casi siempre se escondía a vigilarla mientras ella practicaba.

Días después de que aprendió a nadar, en verano, la chica estuvo de muy buen humor toda la estación y para Ranma fue maravilloso verla ese tiempo con una sonrisa en su rostro, esas sonrisas que lo dejaban en bobalandia.

Miles de recuerdos llegaron como flashes a la mente del chico, recuerdos de las sonrisas, enojos y lágrimas que la chica mostro esos meses de práctica. Una de las cosas que más le fascinaba de ella era su determinación, siempre quería ser la mejor y superarse a sí misma, sin importar la gente que le dijera que no podría, así como el, solo que la diferencia es que el chico TENIA que ganar si o si ante cualquier situación.

Ranma estaba perdido en sus recuerdos cuando... ­ ¡PUM! El chico cayó al agua después de ser empujado por alguien, este salió a la superficie después de unos segundos, busco con la mirada a el idiota que se había atrevido a empujarlo. Lo encontró ahí parado donde antes él estaba, mirándolo con una sonrisa.

-Mi linda y querida Akane ¿cómo estás?- preguntó con una voz que según Ranma era la más irritante de todas.

El chico lo miro enojado con una vena marcada en su frente.

-¿¡Como que como estoy?! ¡déjese de estupideces y dígame porque me empujo!-

-Mi querida Akane, quería ver como estaban tus habilidades en el agua, es muy importante para mi saber si mis enseñanzas dieron algún fruto- dijo alegremente el director de la preparatoria Furinkan.

Ranma salió de la piscina y se acercó al director con las manos en forma de puño, en sus pensamientos solo quería matarlo por ser un imprudente e irrespetuoso, ¿cómo se atrevía a tirar a alguien así a una piscina? Era peligroso, muy peligroso.

-Cómo pudiste ver, mis habilidades están muy buenas, ahora ¡DEJEME EN PAZ!- y lo golpeo con su puño en toda la cara del pobre hombre mandándolo a volar fuera de órbita.

Ranma camino hasta los vestuarios y como ya era bastante tarde no había nadie así que pudo entrar a los de chicas sin sentirse incomodo, se colocó el uniforme de repuesto que tenía Akane en su casillero y se llevó el otro mojado en una bolsa para ponerlo a secar, estaba bastante enojado, tenía hambre, sueño y frio. La persona o cosa que se atreviera a cruzarse en su camino, se arrepentiría de haberlo hecho.

El chico en el cuerpo de su prometida iba caminando con una cara de pocos amigos, daba hasta miedo caminar en el mismo camino que él, ella para los demás.

Un pequeño cerdito negro que minutos antes había sido un chico, iba caminando por esa misma calle, llevaba días recorriendo un montón de caminos en busca de Akane y la señora que moja la cera de su casa lo había terminado mojando a él convirtiéndolo en cerdo, iba sucio, hambriento y con sus ropas en el hocico, el solo quería llegar a casa de su amor pero como siempre, se había perdido.

En el lugar del otroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora