Parte 1.

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Faltaba un poco para poder salir del colegio, casi podía sentir el sol sobre mi piel.

Una hora más y podría ir a casa de mi tía a comer ese delicioso guisado; lavaba mis manos cuando vi llegar grupo de hombres uniformados al salón donde tomaba clase, con mis manos húmedas regresé a un cubículo del sanitario donde me escondí y traté de no respirar, recuerdo ver a un par de compañeros forcejear o quejarse de dolor antes de esconderme. Podía sentir el pulso de mi corazón en mis oidos, la forma en la que mi piel se erizaba por completo y un par de lágrimas correr por mis mejillas gracias a la impotencia o el miedo.

Escuché unos pasos entrar al sanitario, un par de gotas de sudor rodaron por mi frente al sentir que se acercaba cada vez más; sentía mis manos temblar, pero segundos más tarde se alejó. Apenas cesaron los pasos y tras asegurarme de que nadie me veía decidí que lo más seguro sería correr a la salida trasera de la escuela.

Sequé el sudor de mi frente con mi brazo y empecé a correr, una pequeña nube de polvo se formaba tras de mí, una vez saliendo del colegio buscaría la forma de esconderme en el pueblo y tratar de llegar a la casa de mi tía, me parecía lo más lógico. Tuve un sentimiento de euforia en la garganta al poder ver la salida del colegio, hasta que escuché que alguien me seguía, era muy veloz y yo me quedaba sin aliento.

Faltaba muy poco para poder huir, debía de averiguar que estaban haciendo esas personas en este lugar, cuales eran sus intenciones y definitivamente rendirme no era una opción. Faltaba poco, lo peor era que casi podía sentir que me alcanzaba.
Cada vez escuchaba más fuerte mi respiración y mi rostro enrojecía por el esfuerzo. Sentía como extendía sus brazos para poder alcanzar mi cabello o mi ropa.

Sé que debo de correr, no puedo parar... 500 metros
Mi tía sabrá que hacer, ella me explicará todo... 300 metros
No puedo dejar a mis hermanas solas...200 metros
Tengo que hacerlo por madre...100 metros

Sentí mis manos y rodillas chocar contra el piso, la piel desgastándose y dejando la siguiente capa expuesta a la tierra.
Rodé por el piso y mi uniforme se cubrió de tierra y polvo; apena comprendía que estaba pasando cuando sentí un fuerte golpe en el pómulo. Perdí la razón

ConstanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora