Cuarta parte.

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Entonces él dijo: "¿Estaría bien si nos sentamos y hablamos por un momento si a cambio de tu tiempo te doy esta sonrisa?"



El tiempo pasa para ambos chicos, pasa haciéndolos sentir que todo fue una ilusión, que no pueden dejar de pensar en alguien inexistente.

En cuanto Harry desapareció de su vista, Louis se asustó como nunca antes. Quería volver a sentir aquella bella compañía, esa cercanía cálida. No podía parar de pensar que era un fantasma, o que estaba realmente loco. Pero algo le decía que era todo real, que era una situación única e imperdible, que había sido elegido para vivir una experiencia extraordinaria.

Quería, con todas sus fuerzas, ayudar al bello chico de ojos verdes. Quería decirle que él estaría allí para ayudarlo a transitar esa vida tan dolorosa que parecía tener. No paraba de pensar en cuánto ansiaba volver a verlo.

En alguna ocasión Louis vio en su mente, o quizá soñó, con una mujer encorvada y llorando, lamentándose de su vida. Louis sintió que era su madre, pero cuando lo pensó bien, supo que no era su madre. Un sentimiento que le apretaba el pecho se apoderó de él en aquél momento hasta que pensó, abriendo los ojos, que aquella no era su madre. Sintió que Harry estaba relacionado y lo aceptó.

Harry, sin embargo, estaba seguro que lo suyo era locura, puras y exclusivas alucinaciones de su juguetona mente.

Leyó por ahí que, en momento de estrés emocional, la mente tendía a crear mundos imaginarios, para obtener una distracción, y, absolutamente, eso era Louis para él. El chico, con sólo su presencia, logró hacerlo olvidarse de todo en dos ocasiones, y quería más de eso. Lo necesitaba.

Luego del encuentro en el baño, en una ocasión se sintió extraño y pensando en números y matemáticas, cosas que él estaba seguro no conocía ni entendía. Después, ese mismo día, más tarde, mirándose al espejo aún con el pecho desnudo luego de una ducha vio, en lugar de su reflejo, al castaño chico mirándolo de frente, serio. Pensó que había sido su mente y en un pestañeo volvió su propio reflejo. Harry, desde ahí, comenzó a mirar esperanzado su espejo, pidiéndole a su atrofiada mente que le regale otra vez un vistazo del bello chico.

Pero, lo que él creía eran alucinaciones, de pronto pararon. Y su estado de ánimo, de por sí en caída, comenzó a ir en picada.

Pasó más de un mes, con muchas noches de insomnio de por medio y millones de sueños plagados por cierto ojiazul, para que Harry vuelva a vivir algo cercano a aquél chico.

Era una madrugada fría, pero con un viento casi poco notable, cuando el insomnio y la pesadez de la silenciosa noche, lo hicieron levantarse de su cama y salir a caminar en busca de cansancio.

Sale silenciosamente de su casa, procurando llevar llave para no molestar a su madre y para que Ben no invente alguna rara y poco creíble historia sobre qué hacía Harry por las noches en la calle; el abrigo parece no ser suficiente en cuanto lleva caminando dos cuadras y el frío de la madrugada se cuela entre sus ropas cuando de pronto un poste de luz ilumina su camino.

El frío parece disminuir y una cálida temperatura le hacen sentir que su bufanda y abrigo son demasiado.

Dos potentes reflectores alumbran un cartel "Universidad Privada de Ciencias y Empresas: Stroms".

Harry está bastante seguro de que esa universidad no estaba allí en otro momento, lo cuál es ilógico. Sus ojos se iluminan y la sonrisa se le apodera de la expresión.

The day and the night [Larry]Where stories live. Discover now