El

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Tan callado por su paciencia, tan quieto como las rocas en el mar, sin mover un sólo músculo en la torpeza de la noche. El viento que muestra su furia en la ventana. Los techos de los galpones se levantan y caen con un estruendo peculiar.
No le da tanta importancia al saber que lo que pasa es pasajero, ya pasará.
Las mañanas frías como un invierno de  polo norte, bufanda, guantes y a la calle aunque tiene ganas de quedarse.
- El - ¡Mamaa.!! Voy a salir con los chicos. -
- Mama, mientras acomoda - ¿Estas bien abrigado? ¡No llegues tan tarde, hace demasiado frío y tienes que ir a la escuela, esta bien!!? -
- El, desde la puerta - Si lo estoy!! Tranquila. Me llevo la mochila así voy directo.!! -
- Mama - Esta bien. Ten cuidado.

Al salir a la calle siente el viento tan frío que congela su garganta, apesar de tener todo eso puesto. Era tan gracioso verlo. Creó que tenía 20 kg. más.
Al llegar a la casa de su primo se reencuentra con todos los de su banda, que lo esperaban ansiosamente. Sergio, Busta, Pocho, su primo Tomás (dueño de casa), su otro primo Ignacio. Al igual estaban sus hermanos Víctor y Diego, que se quedaron en su casa la noche anterior por culpa del viento que había.
Estaban todos callados...
Mirando sus caras...
Tratando de encontrar una respuesta...
- El, sin saber lo que estaba pasando preguntó - Jaja, que les pasa. Tienen frío!?? -
Sin entender aún lo que estaba pasando, con las dudas que lo empezaban a carcomer.
- El - Oigan, que pasa?. Conteste alguno. -
Sin embargo Busta y Sergio sin poder aguantar la carcajada y comenzaron a reírse fuertemente.

Al pasar de las horas, el sol se escondía mientras la noche acechaba con el frío y las lentas aguanieve cayendo como plumas de un viejo pájaro. Comenzó su transcurso hacia el colegio.
Caminando lento por las calles de la ciudad de los vientos no se da cuenta de la hora, menos aún si escucha su música favorita. Un par de cuadras antes de su llegada al colegio se topa con una plaza muy solitaria y oscura, donde resguardaba tranquilidad y un poco de escalofríos.
Sin sentir nada paso por enzima de ella, sin darse cuenta que lo miraba una presencia solitaria entre los asientos ocultos por las hojas de los árboles.
No se asombro al ver la mujer mientras caminaba por el frente de ella creyendo que estaba acompañada.
Pero no era así...

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