III. Cumpleaños

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Dedicado a  YocelynChontal por decirme que lo continuará y que no sea floja.

Siento mucho si alguien se siente ofendido por el contenido aquí expuesto.

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El sol pegagaba en su frente, estaba cansado y sudoroso, era aún temprano y a penas habían avanzado algo. Eso era lo de menos, cuando su gente lo necesitaba él estaba ahí, esta vez no sería la exención.

Oyó como alguien gritó para que descansarán un momento, fue a tomar una botella de agua.

— señor, necesitamos ayuda en el imparto de comida.

— ahora voy — respondió con una sonrisa.

Cerró su botella de agua y siguió al hombre. Al llegar tomó un mandil, se lo colocó y fue a lavarse las manos.

Estuvo trabajando arduamente, era triste como se encontraba actualmente su gente pero tenía que ser fuerte por ellos. Ya habían pasado por esto una vez y pudieron levantarse, este no era el momento de rendirse.

Ya habían pasado cuatro horas desde que estaba en ese lugar, estaba cansado pero él no quería irse todavía.

— señor, debería descansar, aún esta herido.

— ¿de qué estás hablando? Aún puedo ayudar.

— pero... Señor...

— no te preocupes, puedo sostenerme todavía — palmo el hombro del cadete — mejor tu descansa un momento, a ti te falta más que yo.

El moreno se alejó del cadete y continuó ayudando.

.......

— ¡vamos señores! Nos falta poco — gritó.

La maravilla de esa boca (no me se esa canción :'v), ilumina todo con sabor, una cosa lleva a otra...

— ¿qué?  Bueno.

~ honey? Me tenías preocupado, no te encontré en casa, llame a la tuya y tampoco, Where are you?

— ¿Alfred? ¿Qué sucede?

~ you honey, me tenías preocupado.

— tranquilo Alfredo, estoy bien. Estoy ayudando, simplemente eso.

~ eso me alegra. And, when I pass by you?

— ¿no estarás ocupado?  Eso ya es raro — sonrió.

~ vamos deja de jugar Alex.

— jejeje bueno, no importa, ven ahora mismo si puedes.

~ voy  volando honey.

— si, si. Nos vemos.

~ bye.

El moreno colgó el teléfono, escribió algo y envío un mensaje. Después continuó en lo suyo.

Pasado ya una hora, el rubio al fin llegó. Para que el moreno por fin se fuera a descansar este tuvo que cargarlo como un saco de papas hasta el auto donde venia.

— no era necesario tanta violencia cabeza hueca — reprochó el mexicano.

— so sorry honey but, para situaciones desesperadas medidas drásticas — encendió el carro y arrancó directo a su casa.

Él es México, mi esposa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora