Cuatro.

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El gran plan.

Tratando de encontrar alguna respuesta a lo sucedido ambos se miraban desde sus lugares, sentados frente a frente compartían aquella mirada cómplice sin saber que hacer o decir, pues si bien habían consumido sus fervientes deseos en el otro con un beso pasional no podían olvidar que eran amigos, amigos desde hace muchos años.

-¿Nada cambiará?.-Aquella pregunta se la venían formulando hace ya bastante tiempo, pero sus cabezas estaban incapaces de contestarla, no tenían respuesta alguna para ello, querían que nada cambiará, que todo siguiera igual, pero algo en sus pechos y cabeza los obligaba a querer seguir con lo que sea que haya pasado anteriormente, era un gran impulso a realizar aquellos pensamientos que los controlaban y los dejaban despiertos, deseosos, con ganas de más.

-Si queremos...si queremos no pasará nada, pero...-Simplemente le costaba hablar o mirarlo tan fijamente al rostro, pues al verlo recordaba cada detalle del beso, cada centímetro de sus labios rozando los suyos, cada fracción, mordida y el deseo,la necesidad con la cual lo habían hecho, lo dejaba en sierto shock, después de todo estaba hablando del beso que se había dado con su amigo y se dio cuenta de que aquel pequeño era algo importante en su vida, que él era quien sacaba sus deseos más íntimos y necesarios para su existencia.

-¿Pero...?.-Y por este lado no era diferente, cada vez que lo miraba o tan solo escuchandolo recordaba aquel acto consumido en deseo, llenándose de un sentimiento algo diferente a todo lo conocido, era algo que lo oprimia y lo hacía sentir en lo alto, lo hacía querer más y más, de una forma tan primordial que tenía ganas de besarlo nuevamente allí mismo en aquel sofá carmesí.

-Podríamos hacer un plan...solo si tú estas de acuerdo.-El pequeño elevó una de sus cejas y le miró con duda en el rostro.

-¿Qué tipo de plan?.-El rubio lo miró con seriedad y tal vez con un deseo consumidor.

-Ser...amigos con derechos.-Sabía lo que quería, lo que deseaba y lo que realmente sentía, no lo dudo dos veces y aceptó.

-Aceptó...-Con ojos oscuros por el deseo que lo recorría extendió su mano.

-Claro que esto incluye algunas reglas, ya sabes, no tenemos que sentir algo íntimo por el otro, no deben haber celos y mucho menos ser posesivos el uno con el otro...Piénsalo bien ,reconsideralo y me dices tú respuesta.-El pequeño castaño solo sonrió mientras movía su mano.

-No tengo nada que pensar o reconsiderar Suga, se lo que quiero y a quien deseo...-El rubio aceptando la mano de su amigo sonrió con orgullo, sellando aquel increíble plan.

-Perfecto...-Y sin reconsiderarselo, sin ningún solo preámbulo se levantó y se lanzó a el castaño para besarlo como hace unos instantes, demostrandole todo su deseo interior, su necesidad ante él, recordándole cuanto lo deseaba desde aquel entonces en el que pronunció aquellas palabras "Se a quien deseo".-¿Qué sucedería...si me excedo?

-Yo estaría feliz de que lo hicieras.-Y no vasto más  palabra que esa para que el rubio siguiera con aquel beso, siguiendo nuevamente su instinto le brindó pequeñas caricias a su pequeño, a su amigo, empezando desde su espalda hasta bajar a su trasero y de una forma un poco descarada le dio un apretón.

Con ganas de seguir aun más allá no pudieron resistir la considerable oferta que el sofá les invitaba a realizar, allí en aquel segundo, en el punto más culmine de sus vidas se dieron cuenta de cuanto les había hecho falta el uno al otro y mientras sus cuerpos se acoplaban con delicadeza, moviéndose al ritmo de sus corazones desenfrenados, eufóricos y salvajes se daban pequeñas caricias, se besaban con un desenfreno único, con tanta pasión que sus labios ardían ante aquellas mordidas y roces, cada acto que realizaban era algo maravilloso que los dejaba con un sentimiento de liberación y con la excitación saliendo por cada poro de sus cuerpos lograron terminar lo que habían empezado con besos inocentes.

Amigos Con Derechos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora