Gokudera madrugó a la mañana siguiente, incluso exageró un poco porque el reloj marcaba las cuatro de la mañana y él ya estaba formalmente vestido, pero la ansiedad lo carcomía por dentro. Estaba consciente de que cierto par de individuos en la mansión estarían ya planeando sus estrategias de ataque, pero claro, él no iba a permitir que su amado décimo-amigo-platónico sufriera la incomodidad de lidiar con esas dos amenazas andantes. Él se había encargado de proteger la integridad de Tsuna desde que el propio Reborn le cedió esa tarea, incluso entrenó exhaustivamente para volverse inmune a la influencia de las feromonas de los omegas en su sistema. Todos sus esfuerzos estaban encaminados solamente a una cosa: conservar la pureza de la criatura más hermosa existente en esa tierra, su cielo.
Recorrió los pasillos con calma, revisando que nada estuviera fuera de lugar y fijándose en cualquier indicio de que alguien modificó algún lugar de la mansión. Se aseguró de que ni Mukuro ni Kyoya estuvieran cerca de la habitación de su jefe, ni siquiera en el mismo pasillo, tenía un perímetro de seguridad ya determinado para esas ocasiones. Ordenó a las sirvientas que le informaran inmediatamente si se presentaba cualquier imprevisto y les dijo que no molestaran al jefe si es que no era netamente necesario. Ni siquiera él se acercaría demasiado a la puerta de caoba adornada con detalles dorados, porque no quería incomodar a su jefe
Obviamente todo el personal de la mansión sabía que en esa época debían ser precavidos, evitando acercarse al adorable castaño porque en esos días se volvía... un digno aprendiz de Reborn. La transformación de Tsuna durante su celo era impresionante, aterradora en los días previos a éste. Se volvía calculador, escrutador, buscando la perfección y si no cumplían con sus requisitos, empezaban los problemas a través de los rechazos o castigos. Era un poco complicado lidiar con un irritado omega, tal vez no debieron dejar que Reborn le enseñase a ser tan... "estricto". Todos agradecían que eso sólo ocurriera cada cuatro meses, porque el resto de tiempo el joven capo era amable y tierno
—¿Por qué todo está tan... callado? — Gokudera respiró aliviado cuando vio al hitman ingresar a la mansión con ese porte elegante de siempre y ni un solo rasguño, esa era la evidencia irrefutable de que la misión fue un éxito como siempre
—Reborn-san — la tormenta sonrió dándole la leve reverencia a la que el hitman se acostumbró en Japón. Para nadie era secreto que, con ese saludo, Reborn se sentía más poderoso de alguna forma — llegó más rápido de lo que pensé
—Es porque me fijé en cierta fecha en el calendario y quise venir a disfrutar del espectáculo — sonrió mientras se acomodaba el sombrero y a pesar de que su forma diera a entender que bordeaba los doce años máximo, no dejaba de verse imponente con el traje perfectamente colocado
—Nosotros nos dimos cuenta ayer — sonrió sutilmente — no se preocupe, estoy pendiente del accionar de Mukuro y Kyoya
—No hace falta — Reborn sonrió ladeadamente mientras caminaba hacia las escaleras — pero iré a ver a dame-Tsuna
—Me haré cargo del resto
Reborn agudizó su nariz para detectar ese aroma, era leve todavía, pero un poquito más intenso que el acostumbrado. Duraznos que definían a su aún estudiante y jefe actual. Era hasta divertido. Tocó la puerta dos veces con tres golpes cada una y escuchó un leve: «ya voy» que le dio diversión leve, porque escuchó un par de golpecitos ocasionados, seguramente, por las caídas inesperadas de Tsuna. Reborn estaba en pleno conocimiento de lo que pasaba dentro de ese cuarto, nadie más que él sabía que su alumno desde hace un año ya estaba listo para un matrimonio. No ingresaba porque sabía que un nido era especial para un omega, el cual lo defendía con uñas y dientes; respetaba la condición de Tsuna y no le daría problemas, no quería verlo triste porque su "nido a prueba de intrusos" se vio violado. Aunque pelear por entrar sería divertido, tal vez lo intentaría alguna vez
ESTÁS LEYENDO
Sutil Cambio
FanfictionSi el décimo Vongola se comporta extraño, ¿Qué hay que hacer? Unos dirán huir, otros dirán buscarlo, pero la respuesta más acertada sería preguntar. Lástima que ellos nunca elegirían la opción correcta Los personajes de KHR no me pertenecen, todos...