—¿Te gusto? — dijo Tsuna con la ilusión pintada en su mirada achocolatada y brillosa debido a su estado — ... aunque sea un poquito — terminó cuando el silencio de su guardián se extendió por más de treinta segundos
—Yo... — Gokudera separó sus labios para emitir una respuesta, pero en su mente no había nada... estaba... ¿Qué rayos pasó con sus inteligentes frases para cualquier ocasión?
—Sé sincero — pidió antes de dar un paso para acercarse a su autoproclamada mano derecha, quien enrojeció de repente — Hayato...
—Yo... — escuchar su nombre dicho en esa voz tan suave le hizo temblar de emoción, jamás se hubiese imaginado tal dicha — cómo no voy a sentir gusto por usted — susurró perdido en esa mirada tan brillante, al fin pudo decir algo cuando le fue posible siquiera respirar — es mi...
—¿Tu qué? — elevó una ceja con curiosidad mientras seguía esperando una respuesta clara. Ocultaba la diversión que tenía porque jamás vio a Hayato sin habla, era extraño
—Décimo... — soltó el aire y apretó los puños — decir esto será vergonzoso y preferiría...
—Hayato, dilo... por favor — con el pasar de los años Tsuna entendió que la mejor forma de tranquilizar –y hasta manipular un poco- a su mano derecha, era endulzar su voz y ser más amable de lo normal. Una sonrisa sutil también ayudaba mucho
—Usted... es... mi primer amor — confesó por inercia al ver aquella suplicante mirada, pero luego se cubrió la boca de inmediato y se sonrojó a tal punto que sintió –o eso creyó- que salía vapor de sus oídos — disculpe... yo no... — ¡estaba en pánico por su osadía!
—Me gusta que seas honesto — sonrió con ternura ante la vergüenza de su guardián — por eso... creo que te daré una oportunidad
—¿Eh? — no supo que más emitir mientras retrocedía al ver que su jefe se le acercaba
—Hayato — sonrió divertido por la reacción ajena, ¿desde cuándo Gokudera era así de vergonzoso? Y antes de que su tormenta se desmayara o escapara, le tomó la mano con delicadeza — ven conmigo
—¿Eh? — parecía que la estupidez de todos en esa mansión se le contagio justamente ese día, ¿no podía decir algo más coherente? — Décimo, yo no...
—Vamos — sonrió con emoción sincera antes de tirar levemente de Gokudera — te quiero mostrar algo
—Oh... para eso — dijo calmando su agitado corazón y accedió a seguir a... quien tomaba su mano, ¡Era el mejor día de su maldita vida! Ninguna otra cosa le daría una dicha igual a la que estaba sintiendo en ese instante. Su amado jefe le daba un solo toque, uno en donde sus pieles se tocaban sin impedimento, era suave y cálido, tal vez podría morir feliz con sólo eso. No esperaba más — ¿qué debo ver?
—Entra — sonrió Tsuna antes de tirar un poco de la tela divisoria y jalar a su "amigo", quien apenas pudo quitarse los zapatos mientras trepaba por el esqueleto de la cama para pasar— ¿te gusta?
—Wow — Hayato miraba aquel conjunto de cosas reunidas en una bonita... ¿qué? ¿Qué cosa era eso? «Vamos Hayato, piensa. Haz que tu cerebro funcione y recuerda el nombre de lo que estás viendo» — Décimo... no sabía que le gustaba acampar en su cuarto — señaló cuando vio aquella camita en el suelo rodeada de diversas cosas — así que esto hacía usted
—Hayato — rió suavemente, estaba divirtiéndose más de lo que imaginó, hasta sintió un par de lagrimillas en la comisura de sus ojos. Veía la duda en su tormenta y decidió dejarlo pasar, le explicaría. Lo invitó a pisar su acolchonada estancia, Hayato era al único que dejó pasar hasta el momento — ¿no sabes lo qué es? — el otro negó con extrañeza y volvió a mirar todo el lugar sin decir nada — es un... nido — dijo con suavidad, divertido por la falta de reacción de su tormenta
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Sutil Cambio
FanficSi el décimo Vongola se comporta extraño, ¿Qué hay que hacer? Unos dirán huir, otros dirán buscarlo, pero la respuesta más acertada sería preguntar. Lástima que ellos nunca elegirían la opción correcta Los personajes de KHR no me pertenecen, todos...