Al igual que toda persona con un poco de razonamiento, Víctor no podía creer lo que acababa de suceder. Hacia solo unos pocos minutos que había salido del túnel para entrar al refugio y su guía no paraba de hablar. Cuando volvió a la superficie y salió de la cueva, se encontró con un camino de tierra seca por el cual lo llevaron a él y a hacer un recorrido por el lugar. Camille, su reclutadora y guía, los llevo hasta la entrada del bosque, los paso por el valle del almuerzo y les enseño un modo de llegar a un estanque que estaba algo escondido, según había dicho, pero al llegar logro ver a varias personas con collares azules en la orilla, lanzándose chorros y bolas de agua. Uno de los proyectiles se salió de curso y fue en dirección a Zoe, que levanto las manos hasta el nivel de su cara para intentar cubrirse, sin embargo, el agua no la toco. Víctor logro ver como la dirección del agua cambiaba y rodeaba a su hermana, sin tocarla. El único que se asusto fue el, los demás la miraron como si lo estuvieran esperando y siguieron a lo suyo unos momentos después. Camille se quedó mirándola un poco más con una leve sonrisa.
‒ Supongo que no estaría mal echarle un vistazo a tu vivienda antes de reunirnos con los demás. Ya sabes, para familiarizarte un poco con tus compañeros. Se que puede ser algo muy repentino, pero créeme, te acostumbraras rápidamente. ‒comenzó a decir mientras caminaba por donde habían llegado‒. Los de aqua suelen ser muy amigables, así que no tienes que preocuparte por sentirte sola. Además, podrás ver a tu hermano en las horas libres, después de entrenar y a las horas de comer. Ya verás, pronto te sentirás como en casa ‒miro hacia atrás para brindarle una sonrisa a ambos y Víctor vio cómo se llevaba la mano a su collar verde‒. Ya estamos llegando, los caminos aquí siempre son cortos, puedes llegar a donde quieras siguiendo solamente el camino. Aunque hay ciertas veces que solo les aparece un destino, esto es porque es obligatorio ir allí, por ejemplo, en unos momentos terminaremos encontrándonos con el lugar donde reúnen a los recién elegidos. Ya casi no queda tiempo para recorrer el lugar, así que solo podremos ir a la vivienda Aqua, la de Zoe, antes de reunirnos con los demás, lo siento Víctor, tendrás que esperar para visitar la tuya. pero no te preocupes, tendremos tiempo de sobra para llevarte luego de la reunión.
‒ Un momento ‒hablo el antes de que la chica prosiguiera‒. ¿Quieres decir que Zoe y yo no estaremos en una misma vivienda?
‒ No te preocupes, los chicos cuidaran bien de ella, son casi igual de sobreprotectores que tú. Y seguro lo serán más con Zoe, es nueva y no podrán resistirse a ayudarla en todo lo que puedan. También puedes ir a visitarla cuando quieras, siempre que tengas el permiso de alguien de adentro.
‒ No me parece correcto dejarla sola en un lugar lleno de desconocidos.
‒ Estaré bien, no te preocupes demasiado.
‒ Si, además las chicas estarán encantadas de conocerla. Miren, ya estamos aquí ‒señalo cuatro casas rodeadas por un semicírculo y comenzó a caminar más rápido‒. Esperemos que no todos se hayan ido a la reunión. No es obligatoria para ellos, pero a la mayoría le gusta ver las caras nuevas ‒al llegar a la puerta de la casa azul con pequeñas cascadas en los costados, Camille tocó y alguien abrió casi de inmediato‒. ¡Emma! ¿Como estas? ¿Podemos pasar? Le estoy enseñando el refugio a Zoe y esperaba que pudiera familiarizarse con la vivienda antes de la reunión. ya sabes, para que se sienta un poco más cómoda con todo esto ‒la otra chica pareció pedir disculpas con su rostro y luego se decidió a hablar.
‒ Lo siento, pero Ryan nos dijo que no dejáramos entrar a nadie antes de tiempo, al parecer Comandante se lo prohibió a todas las viviendas ‒Emma tomo un tono realmente apenado.
‒ Por favor, será solo un momento, al menos deja que ella vea el interior ‒suplico Camille, poniendo un tono de voz distinto y juntando sus manos.
Emma saco la cabeza por el marco de la puerta, miro hacia ambos lados y sonrió. Rápidamente tomo la mano de Zoe e hizo que entrara para luego cerrar rápidamente la puerta. Víctor trato de impedirlo, pero el acto lo tomo de sorpresa y cuando quiso reaccionar, ya era tarde y su hermana estaba dentro. Luego de unos momentos, la puerta volvió a abrirse y su hermana salió con una cara sorprendida y una sonrisa un poco abierta.
‒ No le digas a nadie que te deje entrar, nos vemos luego ‒pidió y luego cerró la puerta tan rápido que una leve briza hizo que el cabello de su hermana se moviera.
No hubo mucho tiempo para hablar luego de eso, puesto que escucharon una especie de campana, dando aviso al comienzo de la reunión. Antes de alejarse de la zona de las viviendas, Camille le señalo a Víctor en donde se quedaría, era una casa más pequeña que la de su hermana, de color blanco, decorada con columnas y diseños en relieve en las paredes que no logro distinguir, debido a la distancia. No caminaron mucho hasta que, frente a ellos, comenzó a aparecer una especie de ring que le recordó a Víctor cuando veía la lucha libre con su padre. El recuerdo de su familia lo desconcertó. ¿Cuándo había dejado de pensar en su familia? ¿Por qué no estaba preocupado por volver a verlos? Sus pensamientos se borraron de su mente al ver a las personas sentadas frente al ring. Sídney y Jhonny estaban ahí. Sídney estaba ahí. No notó cuando dejó de caminar y se quedó mirándola fijamente, sin poder creerlo. Ella no lo vio, toda su atención estaba en una conversación con un chico mayor que ella, sentado a su lado. Sídney estaba ahí. Sídney estaba ahí hablando con un chico. Sídney estaba ahí hablando con un chico mayor que ella.
‒ Es Waltt, su guía, no formes un escándalo en frente de todos, no servirá de nada ‒escuchó a Camille hablar a su lado.
Volvió a dirigir su mirada al ring y notó que había dos personas dentro, una mujer alta y un chico que parecía de la edad de él, pero no estaban peleando, como se esperaría. La mujer le hablaba a su reducido púbico mientras el otro se quedaba completamente callad, sin saber donde mirar. Cuando los tres estuvieron lo suficientemente cerca, la mujer volteo a verlos y Camille se adelantó con una sonrisa temerosa. La mujer saltó hacia ellos tan alto que se pudieron escuchar varios sonidos de admiración provenientes de los recién elegidos. Aun a unos metros del suelo, la mujer cruzó sus brazos y comenzó a descender a menor velocidad. Cuando aterrizó, Víctor logró ver una especie de capa morada cubriendo todo su cuerpo hasta que tocó el suelo y desapareció. Frente a ella, Víctor se sentía diminuto e impotente, cosa que no pensaba de sí normalmente.
‒ Llegan tarde ‒dijo con toda la autoridad que se esperaba de ella.
‒ Patricia, nosotros solo estábamos... ‒ la mujer frente a ella levantó una ceja y Camille enmudeció.
‒ Acabo de pedir voluntarios para la ascensión, supongo que uno de ustedes dos tendrá que servirme.