Todos queremos con Ken!

Eat Me (Keo)

Muy buenas mis hermanas de esta bella constelación 😄😄

Ari chan les saluda desde lo más recóndito de su habitación mientras la lluvia entra por su ventana xD

Accidentalmente en la mañana del viernes subí parte del capítulo (nada más como un cuarto de la historia) 😆😆😆 lamento si las ilusione, pero espero no se enojen conmigo :3

Quizás el título suene raro, pero una vez que empiezan a leer... Van a entender esta cosa satánica que a Ari se le ocurrió.

Que esperamos entonces?

A leer!!!

(perdonen si encuentran uno que otro error de ortografía u otra vaina del diablo que no debería de ir :v)

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-entonces?- pregunto el hombre de uniforme negro mientras le miraba con lastima y pena, el joven de cabellos negros frente a el aun parecía estar ido, realmente ajeno a lo que estaba pasando -fue un animal? De que tamaño?-

Taekwoon se froto las manos, las que aun llevaban la sangre seca entre sus uñas, un apetito feroz volvió en si mismo haciendo que se sintiera un monstruo.

Y lo era, el mismo se lo repetía una y otra y otra vez.

La camilla salió de la puerta de la gran casa, Taekwoon abrió los ojos en gran manera y salió corriendo hacia ella, el policía lo miro espantado y lo siguió para tomarlo de los hombros.

-Jaehwan, Jaehwan!-

-chico cálmate-

-por favor ... por favor no se lo lleven- el pelinegro cayó al piso mientras las lágrimas corrían de sus parpados, la mano de Jaehwan sobresalía con una inmensa capa de sangre seca cubriéndole.

Si hubiera tenido cuidado, si le hubiera hecho caso... si no fuera él.

Lloraba si, pero sin embargo una parte de el...

Algo no dentro suyo.

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Guardo el libro de pasta gruesa dentro de su mochila con cuidado, el silencio de la biblioteca era realmente agradable, más sin en cambio, deseaba mejor llegar a casa.

No por su madre casi depresiva y débil que no salía de ahí, tampoco por su casi inexistente padre que venía a su hogar cada dos o tres meses.

No, nada de eso.

Lo hacía, más que nada por ese cabello rubio que tanto deseaba mirar.

Taekwoon siempre tomaba el autobús para llegar a casa, más de uno de sus compañeros le saludaron alegremente y animosos, el pelinegro siempre intentaba regresar tal saludo aun cuando cargaba una cara seria y tranquila.

Casi todo el mundo en la escuela lo conocía, era el alumno número uno en toda la facultad de medicina, además, por ser tan bien parecido muchas chicas e incluso chicos se le acercaban.