Capítulo 5.

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5.

-¡Te gané! - me gritó en la cara.

-Cállate - se rió.

-¿Quieres jugar otra partida? Para que veas que te ganaré... de nuevo - sonrió.

-No - me levanté y escuché su risa detrás.

-Oh, alguien se ha enojado.

-Eres un imbécil... - seguía riendo -Y... No es eso... Ya tengo sueño - mentí.

La verdad que no tenía sueño, lo contrario, aún era capaz de jugar más de diez partidas... Pero digamos que estar jugando con alguien (una persona, carne y hueso, viviente)... es algo incómodo para mí. Es como si fuera que las personas me intimidan o algo así... No puedo estar mucho tiempo con ellas, y no es que no quiera... Sino que tengo miedo a confiar de nuevo, y que me dañen, de nuevo... Ya no lo soportaría. No otra vez.

-¿No se te antoja helado? - me quedé parada, quieta, en señal de que SÍ quería - Vale. ¿Y de qué sabor se le antoja, señorita Joselin Wolff? - dijo con un acento extraño; "elegante".

-Pues veremos que hay, señor Egmont Rohmer - imité su acento. Rió.

-No sé como no puedes tener ningún amigo, Jo. Es decir, eres buena, o al menos eso aparentaste las horas que estuvimos jugando - no dije nada, sólo salí de la habitación, y él detrás.

-Y yo no sé cómo crees que puedo tener amigos - ladeó la cabeza, en señal de negación -. ¿Qué?

-Nada, nada.

-¿Qué clase de hospital es este? - cambié de tema.

-¿A qué te refieres?

-A todo esto... Nunca estuve en un hospital así... Con esas reuniones, consolas, y mucho más...

-Ah... En esta ciudad hay pocos como este... Y son unos de los mejores hospitales... Sin las recreaciones que hacen aquí, y todo lo que tienen, no sé qué pasaría de nosotros. Si esas cosas no estuvieran aquí, éste lugar sería como todos los hospitales; sepulcral - asentí.

-Si, tienes razón.

Los hospitales de por aquí cerca suelen ser en verdad demasiado "fúnebres". Los pacientes de esos hospitales son apagados... Me refiero a que ni siquiera sacan una pequeña sonrisa... Todo el día serios y encerrados en las habitaciones viendo TV, que con suerte, las televisiones no son viejas.

-Lo bueno es que se está tratando de que todos los hospitales sean así. Ojalá se cumpla, así los demás también tienen diversión...

-Mhmm... Helado - insistí.

-Tranquila - rió. - Es por allá.

Corrí hasta donde me apuntó, en cambio, él, se acercaba con ese paso lento y tranquilo.

-¿Podrías apurarte? - bajó la mirada mientras negaba - Ugh.

-Pero eres impaciente... - dijo una vez ya al lado mío.

-Helado... Helado... Helado... - suspiró y me miró.

-¿Sabor?

-Banana split... - ya se me hacía agua en la boca.

Pidió dos helados y uno me lo entregó. Sin pensarlo, comencé a devorarlo.

-¡Mmm! - me exalté con el helado ya en la boca.

-Está frío - asentí y luego lo tragué.

-Pero no es eso. ¿Qué hora es?

-Uh... - despeinó su cabello... más de lo que ya estaba. - Ya es muy tarde...

-Pregunté la hora, no si es tarde o no.

-Lo siento... Deben ser como las cuatro... - abrí mis ojos como platos.

-¡¿Ya?! ¿Cuánto tiempo jugamos? - se encogió de hombros.

-Hmm... ¿Te irás hoy? - asentí.

-Ah - fuimos al comedor, y ahí nos tiramos para terminar el helado.

Es raro, las personas en este hospital, con las que ya he hablado, son distintas... de la forma en que se comportan... Lo cual me lleva a sentirme un poco más tranquila cuando hablo con ellos. Debo admitirlo, hablando con una persona, cosa que nunca hago, que no sea de este hospital, me siento terriblemente nerviosa.

-¿Qué más tiene el hospital? - me miró pensativo.

-Aunque no lo creas, hay una cancha de basket...

-¿Enserio? - asintió.

Tomamos todo el helado, sin decir nada... El silencio que se había formado no me pareció incómodo, lo contrario, me pareció agradable...

Salimos de dónde estábamos, comenzando a caminar ahí como si no nos importase nada.

Pasamos por varias habitaciones que estaban con la puerta abierta. Él me había dicho que esas puertas abiertas eran porque ahí se encontraban los niños más pequeños, y las enfermeras salían y venían para estar con ellos, hablar y contarles cuentos.

Ah, también me mostró la habitación en la que se encontraba su abuela... No recuerdo lo que me dijo, sobre el por qué ella se encontraba aquí. Lo que recuerdo es que dijo que no pudo quedarse con ella cuando pasó todo eso de su madre porque su abuela ya se encontraba ahí cuando eso... Y, además, ella era la única en la familia que lo quería y lo trataba bien, al igual que ahora, pero, nunca pudo visitarla en otro lugar que no hubiera sido el hospital. Según él, desde que tiene memoria, recuerda que iba a visitarla allí, nunca en otro lugar...

Lo bueno de todo esto, después de todo lo que este chico pasó, es que él sigue feliz, sin preocupaciones, además de la muerte... Pero le dije que tarde o temprano eso llega, que nadie se salva de eso. Eh...

Estoy en lo correcto, ¿cierto?

-Muy bien, niña - sonrió y se detuvo -. Ya tengo sueño... ¿Y tú? - asentí, esta vez ya no mentía.

-La habitación en la que estoy es por allá...

Caminamos hasta donde indiqué y nos quedamos parados frente a la puerta.

-Adiós.

-Adiós... ¡Ah! El desayuno es a partir de las 7:30 A.M. - asentí.

Entré a la habitación, Ethan ya estaba dormido, y me fijé en que ya habían puesto una cama extra en la habitación para mí.

Agradecí mentalmente al que lo hizo, digamos que dormir en el sofá no era tan cómodo...

Ahora mis ojos ya me pesaban, lo cual me llevó a cerrarlos aunque no quisiera, y ahí mismo, quedarme dormida.

Una proyección de un momento no deseado en mi vida, pasó por mi cabeza. Y el recordarlo no sería buena.

Pasó el momento de ese día, de ese maldito día, en el que llegué, como un día cualquiera y normal al instituto, y me topé con la sorpresa de que todos, TODOS, estaban esperándome, para molestarme y golpearme... Y todo eso fue por un simple chisme que Jenell había creado y divulgado por todo el lugar... No sé lo que dijo, pero al ver a todos así de molestos, supuse que había sido algo malo...

Sufrí en silencio, soporté cada uno, hasta el último insulto que me dieron por dos años... Cada golpe que me dieron sólo por un maldito chisme, por algo que divertía a Jenell... Por algo que me llevó a separarme de todos.

Gracias a Jenell...

Pero en parte también debo agradecerle... Debo agradecer que gracias a ella no estoy cerca de esas personas cínicas, mentirosas y traicioneras, ¿cierto?

Pero bueno, ya ha pasado... Ahora soy como una persona invisible... Nadie me hace caso, y por ende, nadie me molesta.

... Cada uno de los detalles de ese día pasó por mi cabeza, no faltó ni un solo golpe, y tampoco ningún insulto...

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⏰ Última actualización: Apr 27, 2014 ⏰

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