Imposible no amarlo | Hansy

Capitulo 8

Claro que me que lo imaginaba. Era muy obvio que Blaise saldría con una cosa así después de verla. Pero nunca creí fuera tan pronto. Según por las palabras de mi moreno amigo, primero había que trabajar con encanto para que una hiciera caso y cayera sin pretexto. Pero a Millicent, ni siquiera le envió unas flores y ya lo había arruinado.

El día siguiente a la cena, no pude evitar mostrarme un poco ácida con él, aunque Millicent me pidió que no lo hiciera él se daría cuenta de que realmente le afectó, más de lo que había demostrado ya. Mi enfado contra él disminuyó un al ver que realmente no sabía que pasaba, lucía confundido, como si eso nunca le hubiese pasado.

—La besé, porque creí que ella estaba de acuerdo —fue lo que me dijo, dos días después presentándose en mi oficina. Pero luego lucía muy enfadada.

—Pues por lo que me contó, la chantajeaste para poder besarla y luego te burlaste —le contesté, de manera indiferente.

Quizás por eso se molestó.

—Fue una estrategia —se defendió.

—Una estrategia —repetí con enfado, levantando la mirada de los papeles que tenía sobre el escritorio—. Pero qué más da, ¿no? Ella realmente no te importa.

—Cierto —masculló, no muy seguro.

—Tengo que irme —le dije, consultando mi reloj. Faltaban pocos minutos para que James saliera de la escuela.

Esperé pacientemente a que el timbre sonará, indicando de esa manera la salida de la escuela. Podía distinguir perfectamente la cabellera desordenada de James a la distancia. Al verme, sonrió como siempre y corrió a mis brazos como si no me viera desde hace días.

—Hola, James —le dije, después de haber besado su mejilla.

—Hola, ¿y Milli? —tomé su mano, para empezar el recorrido hasta su casa.

—Trabajando —contesté. La castaña se había ganado rápidamente el cariño de James.

Llegamos a su casa, y mientras Harry llegaba, le ayudé con su tarea. Desde el día en que desperté en la cama de Harry había tenido pocas ocasiones para verlo. De cierto modo, aún me sentía incómoda por ese episodio, aunque al ver su tranquilidad y su trato, me di cuenta que para él fue algo natural.

El sonido de la puerta, hizo que James saliera corriendo a recibir a Harry. Yo empecé a recoger las cosas de la mesa y meterlo todo en la mochila. Cuando lo vi, su sonrisa provocó la mía instantáneamente.

—Hola —saludó con voz suave.

James se bajó de sus brazos y quitándome la mochila de las manos, corrió por el pasillo hacia a su habitación, sabiendo que pronto servirían la comida. Él se acercó a mí y me saludó con un beso en la mejilla.

—Hola, Harry.

—¿Te quedarás a comer? —preguntó.

—No puedo. Le prometí a Millicent comer con ella —me disculpé.

—Está bien. Pero espero que puedas acompañarnos para la cena. James anda reclamando que casi no te ve —dijo. Claro, tan solo James me extrañaba.

—De acuerdo, vendré para la cena —dije.

Tomé mi bolsa y me acerqué a él, para darle un beso en la mejilla.

Él me acompañó a la puerta, y con una sonrisa me despidió. Me aparecí enfrente del gran edificio, brillante bajo la luz del sol, gracias a la infinidad de cristales que era en su mayoría la construcción, y con letras grandes de color plata se encontraba el nombre: Dánae.