5 años después.
Caminaba en dirección de la librería Flourish y Blotts en el Callejón Diagon, en mi mano sostenía un botecito de helado sabor durazno con cubierta de chocolate, que había pasado a comprar fuera del mundo mágico.
Podía sentir las miradas de repudio de la mayoría de las personas, era agotador venir al mundo mágico, Draco siempre me lo decía y me pedía que siempre anduviera acompañada por alguno de ellos, pero no es como si no pudiera defenderme sola. Estaba consciente del odio que sentían por mí, pero desde hace mucho no nos atacaban por la espalda, así que no necesitaba a nadie más.
Me detuve curiosa al observar a un pequeño niño a las afueras de la librería. Tenía la carita escondida entre sus manos y miraba con temor a su alrededor. Las personas pasaban de él, todos en su propio mundo sin detenerse a mirarlo más de la cuenta. Me di cuenta que su piel era blanca más no pálida, y al momento que levantó su cabeza, miré el color de sus ojos avellana con salpicadura en verde, su era cabello oscuro y algo desordenado y su pequeña y respingona nariz se encontraba roja. Su carita se mostraba nerviosa y las lágrimas que rodaban por su mejilla confirmaban su miedo.
Me acerque a él despacio, preocupada un poco por los sollozos que emitían sus labios semiabiertos.
-¿Estás bien? -le pregunte tocando su hombro, pero su gritito de miedo me alerto que no había sido buena idea.
Miré a mi alrededor, preocupada por si alguien pensaba que estaba haciéndole daño, pero todos seguían caminando de manera frenética por la zona.
-Disculpa no era mi intención asustarte -dije suavemente. Me agaché para quedar a su altura y poder mirarlo bien a la cara. Era lindo- ¿Estás bien? -le volví preguntar.
-No me asustaste -contestó de manera ofendida, mientras se limpiaba las lágrimas con las manos.
Esa actitud de niño valiente me causo gracia.
-De acuerdo yo no te asuste -le dije con una sonrisa- ¿Te pasó algo? -le pregunté mientras lo observaba de pies a cabeza para saber que no tuviera ninguna herida.
Por alguna extraña razón ese chiquillo me causaba ternura al verlo, sería por esos ojitos inocentes o la angustia con la que lloraba, o el que intentará ser tan valiente. Pero había algo en él que ocasionaba un sentimiento extraño que no podía explicar, y me recordaba a alguien, pero en estos momentos no podía recordar a quien.
-No, no me pasó nada... y mi papá dice que no debo hablar con personas extrañas -me respondió y seguidamente se dio la vuelta.
Su carita concentrada tratando de recordar la regla de su padre me saco una sonrisa.
-Pero si te digo mi nombre ya no seré una extraña ¿verdad? -pregunté.
Esperaba que captara la lógica de mis palabras, pues en verdad quería ayudarlo. Él lentamente se dio la vuelta con el ceño ligeramente fruncido, analizando la pregunta.
-Pues creo que no... ¿Cómo te llamas? -preguntó él con una tímida sonrisa.
-Mi nombre es Pansy y tu ¿Cómo te llamas?
-Mi nombre es James -contestó con orgullo.
-Es un gusto conocerte, James -le dije mientras estrecha su pequeña mano, le sonreí y él me devolvió una sonrisa radiante que me cautivo- Y dime, James ¿llegaste solo al callejón Diagon? -pregunté tentativamente. Vi como sus ojitos se empezaban a llenar de lágrimas y sus labios formaban un curioso puchero intentando contener el llanto-. No, no llores.
Traté de calmarlo mientras lo abrazaba y él correspondió al abrazo desesperadamente. Realmente estaba asustado porque se aferraba a mí con fuerza. En ese momento me di cuenta de que algunas personas se detenían a mirar, observándonos de manera perpleja.

ESTÁS LEYENDO
Imposible no amarlo | Hansy
FantasíaHarry Potter y Pansy Parkinson. - Parte 1. Esta fue mi decisión y no me arrepiento, di la vida por mi hijo. Parte 2. Pansy cree que hace lo mejor al alejarse de James ¿estará en lo correcto?, pero que pasa si ese niño travieso ya le robo el corazón...