Mil y un palabras que callé, acciones que no demostré cuando debía hacerlo, mensajes escritos a punto de enviar que reposaban en algún espacio digital, y poemas que nacieron con cada ilusión y con la destrucción de la misma, se encuentran expuestos...
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Te deseo, te deseo desde la primera vez en que me percaté de que me mirabas, y me hacía el desentendido.
Te deseo desde que mi mirada penetró la tuya, y la tuya mi alma.
Te deseo desde que acepté con desinterés ser encuestado por ti, para darte a conocer más detalles sobre mí.
Te deseo desde la primera cita, y el momento en que con inocencia citaste la frase de tu libro favorito.
Te deseo desde que te vi pasear con tus shorts apretados que marcaban tu esbelta figura, y fingía no darme cuenta.
Te deseo desde que me provocaste celos, y celaba a la persona que estaba en el lugar que anhelaba estar yo.
Te deseo desde que rondabas en mis pensamientos, y pensaba que estaba mal que lo hicieras.
Te deseo desde antes de aceptarlo, y aceptar estar en una tóxica relación egoísta por dependencia a la costumbre.
Te deseo desde mi ventana, hasta donde las estrellas se combinan con la luna.
Te deseo desde enero hasta diciembre, y agradezco cada 9 de Agosto por un año más de tu existencia.
Te deseo desde que mi mano entró en contacto con tu cuerpo, y tu cuerpo con mi vulnerabilidad.
Te deseo desde que te dije que no podías tenerme, y me tenías de todas formas.
Te deseo desde que sentía que moría, y moría por tenerte rodeada entre mis brazos.
Te deseo desde que sin permiso previo irrumpías mis sueños, y me despertaba con más ganas de ti.
Te deseo desde que eras prohibida, y mis ansias traspasaban aquél límite.
Te deseo desde que mi cuerpo se prendió en llamas al posar mi mano sobre él, e imaginar que eras tú.
Te deseo desde que deseaba no hacerlo, porque hacerlo no hace más que enloquecerme.
Te deseo desde siempre, y siempre lo haré, porque me rehuso a ser una diversión que acaba con sexo casual, mientras que mi cuerpo y alma ansían algo más.
