Síndrome de heroína

Invitado especial

Boku no hero academia no es de mi propiedad, sus personajes perteneces a Horikoshi Kouhei; esto fue escrito por hobbie de fans para fans, sin fines lucrativos.

Medio visual parte 1: https://mobile.twitter.com/tourabu_neko/status/821329244366114816
-----------------------

FIRST BLOOD: Invitado especial

Es otoño, los arboles son teñidos en rojo, los cielos estas de color monocromo; dentro del taxi el ambiente estaba cálido, iba en silencio. En el interior un joven de cabello verdes, complexión delgada y piel en blanca se encontraba mirando con interés el paisaje nuevo a sus ojos, todo se veía solitario, hace mas de media hora no había visto ninguna localidad o habitante, sin embargo, justo ahora ante sus ojos se levantaba una mansión, su estilo era gótico, un hermoso estilo lleno de detalles fascinantes que destacaban aun a la distancia.

-Ya hemos llegado joven -El taxi se detuvo de a poco frente a un portón bien adornado, el fierro era oscuro con detalles en oro y muros de ladrillo princesa, del otro lado había un camino de grava que llevaba a la entrada principal de la mansión.

El joven saco sus cosas del taxi y este en seguida emprendió su marcha, estático y nervioso se encontraba el recien llegado, preguntándose como serian los residentes, sí, aquellos que le recibirían. Al acercarse al portón este se entreabrió, provoco que se respingara del susto; vomito un suspiro de alivio e ingreso a los amplios y desconocidos terrenos.

Acercose a la puerta principal, todo era silencio hasta el comienzo de la lluvia, esto hizo que acelerara el paso hasta quedar refugiado cerca del umbral - Esto es... ¿Lluvia?, no me lo esperaba - Volteo su rostro para golpear con sutiliza dos veces utilizando la aldaba, observo esta, sus detalles eran magníficos, sin mencionar el exagerado tamaño de la puerta. Pasaron unos minutos - No atiende nadie... esto es preocupante, quizas no estaban informados - El joven hizo resonar su voz ante la gran puerta cerrada - Yo, hm, ¡Hola! - Al alzar su voz esta se abrio de inmediato, sin embargo, nadie estaba del otro lado. ¿Qué significaba?

Hizo ingreso a la mansión, enorme, elegante y oscura, probablemente eran algunos adjetivos que se le ocurrían al joven de cabellos verdes oscuros; sobre su cabeza había una gran araña de lagrimas, las escaleras frente a el eran enormes, cubiertas con la misma alfombra aterciopelada carmín que abrazaba sus pies desde el umbral.

El joven observo lado a lado, no habían señales de vida, eso le preocupaba, dejo sus maletas junto a él y recorrió un poco, camino en círculos alrededor de sus cosas, al levantar la cabeza diviso en la lejanía una silueta humana, rápidamente se acerco hasta ella - Ho-hola esto... ¿hola? - Toco con su mano la mano ajena que reposaba sobre el cuerpo dormido del desconocido. Labios pálidos, largas pestañas rubio ceniza, justo como sus cejas y finos cabellos, sin embargo estaba frio; el pecoso apoyo su cabeza en el pecho del cenizo quien aun permanecía inmutable en aquel sofá en el extremo mas recóndito del hall. El joven invitado se sobresalto rápidamente - No... palpita y esta frio, ¿Estas bien?, ¡Hey! - El joven le movió suavemente y esto hizo que el otro abriera sus ojos con lentitud, revelando sus orbes carmesí, eran penetrantes, profundos, unos ojos que podrían aniquilarlo.

El de cabellos rubios se levanto de su posición anterior y llevo una mano a su cabello.

- Que ruidoso, no podias dejarme dormir ¿no? - El joven invitado se sobresalto a las palabras y sonrió aliviado.

- Ya veo, estas vivo - Menciono con la guardia baja el jovencito de grandes orbes esmeralda; hablo con una voz suave y más tranquila, el rubio en cambio soltó una risa mas una sonrisa ladina.

- Claro que estoy vivo - Con fuerza tomo al de cabellos verdes lanzándolo al sofá y posicionándose sobre el - Sin embargo... perturbaste mi sueño, ahora tendrás que pagar por eso, de una vez - Acerco sus labios al cuello del joven, quien se encontraba sorprendido y asustado, estaba siendo sujetado con fuerza por el hombre sobre el, tenia miedo. Sintió la lengua de el recién conocido en su yugular, deslizando hasta la clavícula.