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Ya había pasado un mes desde el comienzo de clases, y la verdad es que todo me iba bastante bien. Siempre pensé que el último año de Universidad iba a ser el más difícil, pero me sorprendió que fuera tan fácil el primer mes.

Ahora mismo estaba en la cafetería con Niall, Lauren y Matilde hablando sobre lo rápido que habían pasado estos 30 días.

Siempre me había gustado hablar con ellos tres, ya que se podía entablar una buena conversación, podías hablar de cualquier cosa con ellos, y si digo cualquier cosa, digo cualquier cosa.

— Por fin, un mes menos para acabar este año. — comentó Niall con una sonrisa en sus labios. — solamente quedan ocho meses.— Matilde, Lauren y yo nos echamos a reír a la vez.

— Sólo ocho meses, ¡Qué poco, Dios mío! — dijo Matilde sarcástica. — La que nos espera. Seguro que no salimos de aquí vivos.

— No creo que lo pueda soportar... — Lauren suspiró.— voy a morir ahogada de tantas cosas que nos ponen...

— Pues a mi no me ha parecido que nos pusieran tanta tarea; — dije, haciendo una pequeña pausa para tomar un sorbo de mi café. — es más, yo creo que éste mes ha sido uno de los más fáciles en todo el tiempo que llevo aquí.

— ¡¿En serio?! — gritó Niall, haciendo que los pocos que estuvieran en la cafetería se giraran a verlo por unos segundos. — Ojalá a mi se me hubiera hecho tan fácil. Yo pensé que medicina sería más fácil y que no sería tan difícil como dicen y ahora me arrepiento de haberlo dicho.

— Bueno chicos, sea fácil o sea difícil, ahora mismo no importa, porque ya es hora de ir a clase. — dijo Lauren cortante mientras miraba su reloj.

— Está bien, vamos. — musitó Niall sin ganas de ir a clase.

Salimos de la cafetería para que en menos de un minuto llegáramos a nuestro destino; subimos las escaleras para ir a nuestra clase y al llegar entramos; miré mi reloj y vi que habíamos llegado puntuales, perfecto.

Nos sentamos en nuestros sitios a esperar al profesor Jenkins hasta que el susodicho llego.

Lauren POV:

Hoy estaba cansada, no había dormido muy bien la noche anterior y esto me estaba pasando factura. Hoy no estaba atendiendo mucho a clases.

— Buenos días, clase.

— Buenos días, profesor Jenkins — dijo toda la clase al unísono.

— Hoy vamos a estudiar la diabetes. — El profesor abrió su ordenador portátil para proyectar el estudio de hoy. — Saquen todos sus ordenadores y apunten bien, porque eso va a salir en el examen.

— Suspiré.

Tenía un cansancio que no me lo podía quitar de encima; estaba agotada, pensé en irme, ya que como estaba en una Universidad podía hacer lo que quisiera porque no era mi obligación estudiar, pero si estoy aquí es porque he querido yo y he luchado mucho por estar aquí y no iba a desperdiciar el dinero que mis padres se habían gastado en esto, así que, pensándolo bien, me quedé, saqué mi portátil y empecé a escribir todo lo que decía y proyectaba el profesor Jenkins.

La hora pasó bastante rápido, o al menos, más de lo que yo creía. Como Giselle y Niall tenían otra clase y Matilde y yo no, nos fuimos nosotras dos a dar una vuelta fuera de la Universidad, ya que teníamos dos horas de descanso.

— ¿Vamos al parque a dar una vuelta? — preguntó Matilde

— Está bien. — dije asintiendo la cabeza. Matilde y yo empezamos a caminar.

— Oye, te veo muy rara... ¿Ocurre algo? — preguntó Matilde con un tono de preocupación.

— No, nada... sólo que tengo mucho sueño, no he dormido casi nada esta noche.

— ¿Quieres qué volvamos y descanses un rato?

— No, tranquila, no te preocupes... — Bostezé.

La verdad es que no me aguantaba de pié, pero no se porqué no me dieron ganas de volver para dormir un rato...

Estuvimos andando tranquilamente, hasta que finalmente llegamos al parque y solamente al llegar vimos un banco y nos sentamos.

— Hace mucho que no hablamos tu y yo solas desde que pasó... eso... — "eso" es una historia muy larga que ahora mismo no tenía muchos ánimos para contar, a parte, son asuntos privados. Y respecto a que no hablábamos a solas desde hace mucho tiempo, tenía mucha razón, y extrañaba esos momentos... — ¿Qué me cuentas?

— No tengo nada interesante que contarte, la verdad. Todo lo que me ha pasado interesante y/o importante ya lo he contado cuando estábamos todos juntos, así que... — solté una pequeña risa. —¿Por qué no empiezas tú?

— Bien. — la chica sonrió.— Yo si que tengo cosas que contarte.

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