De tu casa a la mía

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Estuve con ese chico casi tres años, pero se acabó.
Poco después conocí al chico con el que estoy ahora.
Cosa curiosa es que poco más de seis meses después de conocerle, la tensión en mi casa era horrible, y decidí que era hora de irme por mi cuenta.

Y Dios... era genial tener mi propio espacio.
Anna venía casi todos los días y nuestra rutina varió un poco, pero ambas habíamos crecido.
Eso no quiere decir que no hiciéramos otras cosas, como maratón de pelis.
Incluso tenía su propia habitación en mi piso.

Un año después nos mudamos a un piso más barato. Y digo mudamos, porque para entonces vivía con mi pareja, y en ese también, Anna tenía habitación para cuando se quedaba con nosotros.

Ella salía del instituto y venía a comer.
O venía los viernes y ya se quedaba el fin de semana.
Y lo entendía, porque estar en su casa... Yo, siemplemente entendía que no quería pasar tiempo allí, porque todo el peso que caía sobre mí cuando yo vivía allí, ahora caía sobre ella.
Y como sabía lo que era, no podía reprocharle que quisiera correr tan lejos como fuese posible en dirección contraria.

Algunos pocos años después, yo perdí mi trabajo, mi pareja no tenía tampoco y no nos quedó otra que dejar el piso e irnos. Eso...no salió bien tampoco. Y tardé un mes en volver a casa de mis padres.
Mi pareja se quedó con su madre a cien quilómetros y venía cuando podía.
Y un par de meses después, en una visita al médico a causa de una peca, acabé en el hospital donde me confirmaron que estaba embarazada.

Anna es mucho más que mi hermana para mí, y espero seguir siendo más para ella por mucho tiempo.
Ella sigue creciendo.
Quizá no nos vemos mucho, pero si hablamos cada vez que podemos. Mayoritariamente por audio, lo cual me recuerda que cuando finalmente ambas conseguimos un smartphone, y después de tener a mi hijo, solíamos mandarnos audios aunque solo nos separaba una pared.

Como ya dije antes, muchas cosas que antes hacia con ella, las hago ahora con mi hijo.
Yo no sé si ella se acuerda, aunque creo que si, pero cuando vivíamos juntas, mucho antes de conocer a mi actual pareja, a veces me tumbaba en mi cama y daba vueltas y vueltas sin poder dormir, así que iba a su habitación, la despertaba y la metía en mi cama. Solo así podía dormirme.

A día de hoy, tengo dos hijos.
Uno de cinco años, y otra de casi veinte. Uno vive conmigo y con su padre, y la otra a cien quilómetros.
Uno es hijo mío y la otra es mi hermana.
Puede que existan diferencias para algunos, pero no creo que yo las tenga.

Y este es el fin.
Veremos que depara el futuro.
Por ahora... Feliz cumple, granoteta.

AnnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora