El despertar fue tan bueno como el anochecer del día anterior. Cuando abrí los ojos en lugar de encontrarme con la furiosa cara del profesor, o la sonriente de mi madre, me encontré con un rostro pacifico que me aliviano el día. El cielo seguía oscuro, apagado, por lo que supuse que aún era muy temprano.
William seguía profundamente dormido a mi lado, sonriendo de vez en cuando entre sueños. Por momentos se me hizo la cosita más tierna del mundo, asemejándose en mi mente como un bebé risueño.
Lo que había pasado entre ambos vino de golpe a mi cabeza, acompañado con una fuerte resaca. El sentimiento de culpa y remordimiento no se hizo esperar.
Prácticamente había abusado de él, había dejado que mi amiguito de abajo decidiera por mí, eso había sido estúpido de mi parte. Pero todo ya paso, no se puede hacer nada para corregir el pequeño error que cometimos, simplemente intentar olvidarlo y seguir como si nada hubiese sucedido. Pero siendo sincero no quería fingir que nada había sucedido entre ambos.
Me levante de la cama, siendo precavido de no despertarlo, posiblemente se pondría histérico si veía lo que habíamos hecho, y no le culpaba.
Para mi desgracia no había sido lo suficientemente cuidadoso, y mientras me terminaba de colocar la ropa, él había despertado. Lo primero que hizo fue registrar el lugar con la mirada, confundido, cuando se topo conmigo, oh, vaya, su expresión era una de total horror y sorpresa. Su rostro enrojeció e inmediatamente se termino poniendo erguido. Mirándome con temor en esos claros ojos.
—¿Qué...? —La pregunta quedo trabada en su garganta, y era compresible que no pudiese formular palabra alguna, estaba en shock, si yo estuviese en su lugar también estaría así. Me acerqué lentamente a él, casi por inercia William retrocedió hasta que su espalda choco contra el respaldo de la cama.
—No temas, no te haré daño —Fue lo único que se me ocurrió decirle para tranquilizarlo, creo que ya es más que obvio que en esto era un imbécil.
—¿Qué fue lo qué...? ¿p-por qué estás medio desnudo? —Levantó levemente la sabanas, viéndose a él mismo también antes de volver su vista hacia mí nuevamente—, ¿p-po-por qué estoy yo desnudo?
No sabía que podía decirle, pero debía explicarle que habíamos tenido sexo, sólo que yo no había nacido con el don de usar la sutilidad, carecía completamente de ella.
—Nosotros, pues...—Me detuve, buscando en mi mente que palabras usar para aligerar la noticia, aunque sabía que no sería muy necesario que yo se lo dijera, sus caderas hablarían por si solas cuando intentara ponerse en pie.
—¿Nosotros hicimos... eso? —preguntó con un rostro aterrado. Asentí con la cabeza, preparándome para algún ataque de su parte, en cambio, él no se movió, se quedo viendo hacia la nada con las mejillas totalmente enrojecidas.
De repente, se levanto de golpe de la cama, cubriendo su cuerpo con las sabanas de seda, e ignorando el posible dolor que sentía comenzó a caminar de un lado a otro en la habitación.
—Oh, Dios mío, he pecado, he caído en la tentación, padre mío, perdóname.
En un momento dado la sabana resbaló de su cuerpo, dejándolo descubierto, sólo hasta entonces de digno a parar. Su mirada se dirigió inmediatamente hasta mí, intentando asegurarse de que no lo estaba viendo, luego rápidamente volvió a coger la sabana, cubriendo su virilidad.
—Descuida, no hay nada que no haya visto ya —dije como si aquello fuese lo más normal del mundo, y con una calma que estaba seguro asusto más a William. Una palabra que me definiría perfectamente sería: cínico.
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En contra de la religión.
RomanceWilliam siempre fue un chico religioso y sobre todo correcto, pero lastimosamente fue educado con mucha palabrería ignorante, principalmente dañando a las personas LGBT, por ende terminó temiéndoles de una manera exagerada, les temía de la misma man...