No el final, sino el comienzo de aquel
Joven, de ideales firmes y preguntas
Para todo. Comienzo de algo nuevo,
Noches de frio y sueño, luna llena,
y atardeceres, el mundo a sus pies,
y amaneceres jóvenes, sin sol.
La verdadera vida por delante,
Donde es libre, libre de decidir,
donde los planes se echan a perder,
Porque aquel joven, en ruta y sin luces,
Va a izquierda o derecha, sin los mapas,
Aquél elige y vive Carpe Diem.
Pero hay algo de lo que está seguro,
que le prospera lo hermoso, el mundo,
y New York, y Paris, y Roma y Praga...
y la vida, que le dio lo que a pocos,
gen de astucia, gen de perseverancia
y su ego, lo empujo a querer saber,
y sus ideales, brillo en multitud
y su genialidad, que es cal y arena,
y su soledad, pues nadie lo entiende
y su rutina, expresión que él odia
y sus sonrisas, que alientan sonrisas
y sus pasiones, Moisés abriendo aguas,
y el ajedrez, y el póker y el enigma,
que rige y desafía a su existencia,
y su gran dilema, noches en velo,
por una pregunta sin retorno,
si quiere felicidad o importancia.
Nicolás Trápani