13: Ceder el mando

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—¿Tienes idea de lo mucho que te he extrañado? —exclama con fuerza Tracy cuando la vemos al día siguiente en la editorial corriendo para abrazar a mi hermana. Hemos llegado temprano y casi no hay nadie en el lugar por lo que se puede hablar alzando la voz sin fastidiar a nadie.

—¡Yo también! —grita Megan abrazando a su cuñada.

Me río con ese pensamientos. Ambas me miran.

—Qué lindo es tenerte aquí —murmura Tracy viniendo a abrazarme a mí también. Luego de un momento se retira y nos sonríe—. Mis hermanos aún no llegan, pero estarán aquí en cualquier momento.

Procuro no tensarme ante ese hecho. Baxter y yo podemos tener una relación solo de sexo, pero es algo que no saldrá de mi boca. Ayer Megan y yo charlamos largo y tendido sobre nuestras noches con los hermanos Cole, pero de mis labios jamás salió el acuerdo que había hecho de ser amigos con derechos con Baxter. Ambos prometimos que nadie se enteraría y estaba satisfecha con ello.

Ni siquiera mi hermana lo sabe.

—Las fotos del sábado ya han salido. —Tracy vuelve a su energía burbujeante y sin decirnos más nos toma a mi hermana y a mí de las manos y nos lleva a la oficina de Baxter. Entramos al despacho y ella se sienta en la silla, detrás del escritorio haciéndonos una seña para que la acompañemos. Prende la pantalla de la computadora y nos sonríe con entusiasmo—. Anoche salieron las fotos del aniversario, todas han sido colgadas en la página web de la editorial. Tienen que verlas, ¡están increíbles!

Megan y yo nos miramos antes de ir detrás del escritorio y ver la pantalla de la computadora. Tracy da un par de clics y un álbum de fotos aparece, presiona la primera fotografía y sonrío. Las primeras fotos son de la decoración del salón en donde se celebró la fiesta de aniversario. Las tres sonreímos ante la pantalla mientras las fotos van pasando, aparece una en donde los tres hermanos Cole están posando para la cámara, sonriendo, y no puedo evitar sonreír como un reflejo cuando veo los hoyuelos de Baxter.

Ninguna dice nada hasta que aparecen fotos de nuestros compañeros, parpadeo asombrada cuando frente a mí hay una foto en donde se les ve a Megan y a Johann bailando, con mi hermana rodeando el cuello de él y sonriéndole. Tracy codea a Megan, pero mi hermana no dice nada. Por primera vez no tiene réplica a eso, sus mejillas se tornan rojas. Las fotos de ahí cualquiera las puede ver porque están en la página web de la editorial, así que si ella quería discreción, no la tendrá.

Agradezco al fotógrafo por no haberse atrevido a fotografiarme a mí con Baxter, ni bailando ni mucho menos yéndonos de allí, porque seguramente hubiera sido la comidilla de la oficina. A estas alturas la gran mayoría ya debe estar viendo las fotos. Tracy por suerte no dice nada, es más, parece complacida de haber visto las fotografías de su hermano con Megan, lo que significa que ella aprueba esa pareja. Como yo.

Pero no es tan fácil, sé que a mi hermana le gustan dos personas y está confundida, y no puedo culparla.

Volvemos a nuestros puestos de trabajo sin ningún otra distracción y Tracy se dirige al segundo piso en donde se encuentra su oficina. Ella es la vicepresidenta de la editorial y nos prometió a Megan y a mí un almuerzo en su lugar para conversar sobre todo. Veo que ella y mi hermana son gran amigas, cuando Tracy se va, Megan me cuenta que ella fue su primer amiga en la editorial aún cuando es la jefa. Tracy a pesar de serlo se muestra jovial con nosotras y con ganas de hablar como si ella no entendiera la relación jefa-empleada.

Varios minutos después empiezan a llegar más personas, y con ellas, también los jefes. Megan ni siquiera alza la mirada cuando Susie se dirige a su puesto de trabajo cerca al nuestro murmurando un escueto «Buenos días», lo que sí llama su atención es cuando Johann entra a la oficina y se dirige a su despacho luego de una sonrisa en nuestra dirección. Las mejillas de Megan se sonrojan, pero no dice nada.

Entre las sábanas | EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora