______ Petrova, ¿es posible que realmente sea la única persona que ha llegado a amar Klaus? ¿O es sólo otra distracción? Sólo hay una cosa que puede decifrarlo, y eso es el tiempo, nuevas mentiras llegan a la vida de los Mikaelson y de los Petrova...
"Miles de veces me has dañado, miles de veces te he perdonado, ya no más, aquí es el fin de todo, la última oportunidad"
-¿Podrías ya elegir un vestido?-Preguntó un ya harto Esko, rodé los ojos en señal de irritación.
-¿Podrías callarte y cerrar los ojos hasta que me fuera?-Pregunté de la misma forma aún viendo los vestidos.
-Ya quisieras que hiciera eso amor.-Se levantó y se puso a mi lado.
-Puedo soportar muchas cosas Esko, pero jamás me llames amor, ¿entendistes?-Un tono realmente amenazador salió de mi boca.
-Ok lo tendré en cuenta, si quiero vivir un día más no te volveré a llamar amor, ¿por qué tardas tanto?-Preguntó mirando los vestidos conmigo.
-Necesito el vestido indicado.-Respondí sin siquiera mirarlo y alguien tomó mi hombro.
Como reflejo me dí media vuelta a una velocidad sobrenatural y tomé la mano de la persona sin hacerle daño, cuando miré solo era una encargada, con algo de vergüenza solté su mano y le dediqué una sonrisa.
-Lo siento señorita solo estoy nerviosa.-Ella asintió.
-¿La puedo ayudar?
-Claro, miré quiero un vestido lindo, que sea elgo elegante pero que no me haga ver super arreglada, no quiero que crean que realmente me importa como me veo en la boda.-Ella soltó una pequeña risa.
-Tengo lo que quiere.-La miré con confusión, había algo en ella que no me daba confianza.-Por favor sígame.-Asentí y la seguí pero antes de irme alguien me tomó del brazo.
-Espero que no trates de huir linda, sabes lo que puede pasar.-Jalé mi brazo y me liberé de mi agarre.
-No tienes que recordármelo, no soy tonta.-Respondí y seguí a la señora.
Ella me guió a los vestuarios y me condujo hasta el más apartado, además era el más lindo, una cortina de seda roja colgaba y el piso era de cuarzo, ella abrió la cotina y con un movimiento me indicó que entrara, con algo de duda entré y a la señora cerró la cortina, a la izquierda había una pequeña sala con paredes blancas y bastante iluminado, además habían unos sillones negros, entré a la pequeña sala, a la derecha de esta había otra cortina algo extensa de color blanco.
Caminé hacia esa cortina con inseguridas, al estar aquí no podía estar tranquila, el único sonido que había era el de mi respiración agitada y mis tacones de aguja con cada paso que daba, finalmente llegué a la cortina y la desliz´a la derecha dejando ver un bello vestido, lo jalé y me lo puse.
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Y era justo lo que buscaba, un vestido lindo pero que no lo utilazaría si me casara con alguien que realmente amaba como Klaus, por un segundo me imaginé nuestra boda, como habría sido si me hubiera casado con él, si no hubiera huido al saber que tenía una hija, seguramente las cosas serían muy distintas y en este momento estaría bucando un hermosos vestido para casarme con él y no con Esko, una pequeña sonrisa apareció en mi rostro al imaginarlo pero volví a la realidad y dejé de sonreír.
-Estás hermosa.-Me di media vuelta sobresaltada y me encontré con esos hermosos ojos azules.
