Capitulo 4: Nadie más puede tocarte, ¿vale?

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Durante tres días tuve que atender unos asuntos y no pude pasarme a “Observar” - o “acosar”- a Taemin, de esto se ocupaba Onew en mi ausencia.

Principalmente los asuntos que tenia que atender eran cosas que tenían que ver con la dichosa herencia que mi padre me intentaba de quitar, digamos que si me deshereda completamente yo tendría que recortar gastos para no caer en banca rota y eso era un poco complicado. Además la salud de mi padre cada vez iba a peor y bueno, ya mismo llegaría su hora.

Conducí excitado y nervioso hacía mi restaurante, tenía unas ganas locas y destructoras de verlo, en pocos momentos podía quitármelo de la cabeza.

¿Definitivamente me habré ya enamorado de él?

Al entrar en el restaurante todos los empleados me saludaron alegremente, solo faltaba Él y Onew. No quise ser muy descarado y antes de entrar en la cocina verifiqué varias cosas en el restaurante, solo después de esto entre en la cocina.

Mi alegría fue pisoteada en cuestión de segundos. Allí estaban los dos, Onew con una cuchara grande de madera en sus manos moviendo algo en una olla y Taemin detrás suya pegado a su cuerpo sujetando las manos de Onew.

- ¿Qu-Que estáis haciendo..? - Dije tartamudeando, tenía miedo, miedo a haber sido demasiado lento y que otro haya robado mi presa.

- ¡Oh! Minho. - Dijo Onew al mismo tiempo que Taemin se retiró rápidamente casi chocando contra la pared. - Pues Taemin me enseñaba el movimiento correcto para mover el chocolate fundido. - Me dijo con una sonrisa.

Eso ya lo había visto, lo que quería era una explicación de por que estaban pegados el uno contra el otro. Mi corazón quería escuchar una explicación que dijera que Onew era muy torpe y por eso Taemin tuvo que ayudarlo de esa forma, pero mi corazón no creía en esa explicación y ahora mismo estaba congelado.

No quería parecer celoso ni borde, cosa que seguramente pasaría si me quedaba en esa sala así que asentí y me despedí con la mano intentando hacer como si no me había importado aquella escena y luego salí de la sala.

Decidí volver a casa y tomarme una ducha de agua fría para despejar aquella imagen de mi mente, inconscientemente empecé a pensar en aquella vez que nos interrumpieron y en aquella escena de Taemin lamiendo sus dedos y luego los míos... Comencé a masturbar mi miembro impacientemente y al poco tiempo me sentí liberado y mucho mejor.

 Mi instinto hizo que acabara volviendo al restaurante, solo para tener a esos dos vigilados y controlados. Hice que Onew se encargara de sus tareas y dejara a Taemin trabajando tranquilo.

Ya era de noche, y había comenzado a llover, no había tormenta, era simplemente gotas finas cayendo, las cuales a lo largo de la noche se fueron haciendo más y más grandes hasta convertirse en goterones.

Hoy había una cena por el aniversario de bodas de uno de mis clientes así que me senté en el gran y lujoso piano de cola y comencé a tocar melodía de ambiente sin demostrar lo virtuoso que podía llegar a ser para no llamar la atención de todos los invitados.

Estuve sumergido en las teclas durante horas y horas y cuando los clientes se fueron me levanté a por una botella de vino y una copa. Tenía ganas de beber un poco, sin pasarme claro está.

Poco a poco los empleados se fueron yendo y solo quedábamos Taemin; el cual aun limpiaba la cocina, y Onew que preparaba las mesas para la gente que viniera a desayunar mañana.

- Bueno, yo ya he acabado. - Me dijo Onew enfrente mía aunque yo no osaba mirarle por si el pudiera notar el odio que podría traer mi mirada. - Nos vemos mañana, regrese a casa con cuidado.

- Vale, conduzca con cuidado. - Dije intentando de ser agradable sin saber si lo conseguí o no.

Finalmente y sin darme cuenta, me había pasado ligeramente con el vino, y mi cuerpo se levantó cuando Taemin salió de la cocina, dirigiéndose hacía él y tomándolo de la muñeca. Él se volvió rígido y bajó la cabeza sonrojado

- Ven, tengo que hablar contigo. - Le dije suavemente.

Conseguí “arrastrarlo” hasta el piano de cola y le dije que se asentara a mi lado. Empecé a tocar una melodía triste y complicada tras servirle una copa de vino la cual ni tocó.

- Toca usted muy bien el piano, ¿pero que es lo que me queríais decir? - me preguntó ruborizado intentando alzar un poco la voz para que lo escuchara perfectamente. Paré de tocar y tragué saliva.

- No te dejes tocar por nadie más que no sea yo. - Lo dije del tirón sin pensarlo y sin mirarle, y tras decirlo vi lo egoísta que había sonado esa frase.

Él apoyó su cabeza ligeramente sobre mi hombro y enseguida lo abracé siendo abrazado por él también. Ambos nos miramos durante un instante acercando nuestras cabezas. Su aliento agitado y nervioso chocó contra el mío que estaba a la vez nervioso pero seguro de si mismo. Humedecí mis labios con mi lengua y luego los estampé suavemente sobre los suyos. Sin alteración, sin nada más. Ambos fuimos los moviendo poco a poco suavemente sin precipitarnos y yo mismo tuve que interrumpir aquel beso por que no quería introducir mi lengua aún, eso nos excitaría y como me había pasado con el vino sabía que desde ese punto no podría dar marcha atrás.

Taemin parecía estar en éxtasis, no se movía hasta que me separé de él en cuyo momento se bebió el vaso de vino del tirón y se... ¿Desmayó? Volviendo a caer en mis brazos.

- Saranghae. - Dije susurrando con una sonrisa.

Aunque aquello era bonito, Taemin se había desmayado, y yo no sabía donde vivía. Pensé en llevarlo a mí casa, era mi única opción.

Lo levanté entre mis brazos como si fuera un bebé y salí afuera corriendo hasta el coche para evitar mojarnos mucho, lo dejé atrás tumbado y fui a apagar las luces y a cerrar el restaurante volviendo luego al coche casi empapado.

Conducí hasta mi casa y subí a Taemin a mí habitación, le quité los zapatos y lo metí en mí cama.

- Buenas noches, no te despiertes alterado... - Se me ocurrió cerrar la puerta de la casa con llave y esconderla, no sabría decir el por qué exactamente, pero no quería que se fuera así sin más, aunque a la vez no sabía si él seria capaz pero siempre tomo precauciones.

Fui a dormir a la habitación que estaba justo al lado de la mía - la de los invitados – y conseguí dormirme al poco tiempo.

Su Encanto es el de Lucifer(2MIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora