La lluvia rompió promesas en Whitehorse

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El sonido de la prepotente lluvia me despertó. Abrí los ojos mientras observaba la mesada blanca de la cocina.

Empecé a estirarme en la cama, lentamente moví mi cabeza hasta la mesita de luz color negro que adornaba el cuarto.

Estiré las manos con desgano para alcanzar mi celular. La lluvia seguía fuerte, pero no como al principio.
Prendí el celular y con ojos entrecerrados ví la hora.
Eran las nueve y media, ni un minuto más.

Abrí mis ojos de golpe, Lilith iba a matarme.

Me levanté tan rápido de la cama cómo pude. Me puse unos Jeans y una camisa, luego busqué unos tenis.
De inmediato me arregle cómo pude, me puse un piloto transparente y salí.

Salí corriendo a recepción, no pude saludar a Rossy, como de costumbre.
Ella me miró extrañada.
Salí y empecé a mirar para todos lados, desesperado.
Crucé corriendo la calle, no había muchos automóviles para ese entonces.

Miré mi celular, marcaban las nueve y cuarenta. En mí cabeza empecé a regañarme a mí mismo. ¿Cómo era capaz de plantar a una chica? ¿Qué es lo que contaría Lilith el lunes a la mañana?.
 En mi mente pude ver las miradas de mis compañeras, me miraban con recelo y odió. También pude ver a mis compañeros, agitando la cabeza de lado a lado de forma negativa, susurrando: "Qué poco hombre" o "Lilith se enamoró de un idiota", y luego ver a Lilith, que tratando de contener toda su dignidad, pero con los ojos rojos de tanto llorar, parada con toda seriedad. Pero a la vez destruída.

Mientras caminaba traté de encontrarla por algún lugar, él parque estaba vacío, Lilith no estaba.

La lluvia empezó a largarse más fuerte, ya eran las diez y siete de la noche. Perdí toda esperanza de que ella esté allí.

De inmediato tuve una idea, y salí corriendo a la dirección contraria de mí apartamento.
Mis tenis estaban mojados y el frío (qué era mayor de lo normal) empezó a cobrarse en Whitehorse.

Empecé a caminar más lento, ya estába por llegar a la casa de Lilith, que quedaba a siete cuadras qué la mía y el parque. Pude divisar una pequeña casa color blanca y muy bonita. Lilith me había contado con tanta ilusión que una señora muy amable le había ofrecido esa casa, y que el alquiler era muy bueno para ella.

Aún me la imaginaba con los ojos rojos y la cara pálida por no ir a verla.
Me pare en frente de su agradable casa y toque la puerta, el lugar estaba oscuro.

Nadie atendió, volví a insistir y recibí la misma respuesta.
Mi mente estaba aterrada por las atrocidades que podría recibir de Lilith.
Aún yo no podía creer lo estúpido que fui al dejarla plantada.
Desde ese entonces supe que los sueños que hacés los sábados pueden ser eternos.
Y hablaba, claro, de dormir.

Cómo no había recibido ninguna respuesta de parte de Lilith, supuse que estaba ignorandome o quedaba  otra alternativa de que se había ido a algún lugar.
En ese momento supuse que fue con Sasha.
Si aparecía en en casa de Sasha, su mejor amiga me calcinaria con sus ojos.
Seguí caminando. El reloj de mi celular marcaban las diez y treintaiocho.
Demaciado tarde. Opte por llamarla.
Desbloquee mi celular rápidamente y entré en contactos.
Pude divisar en nombre de ella. Lo apreté sin dudar.
Las típicas publicidades estaban en el tono del celular.
Miré el cielo y rápidamente gotas empezaron a caer, pues claro, estaba lloviendo.

—¿Sí?— Una voz femenina estaba detras del teléfono sonó.

—¿Hola? Sasha, ¿Eres tú?.— Mi voz era un revoltijo entre nervioso y temeroso. Espera que empezará a gritarme por dejar a su amiga.

—Oh, eres tú Evan. ¿Cómo estás?, ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?— Su voz pacífica inundó la línea.

—Mmm... Pues te quería preguntar... ¿Haz visto a Lilith? — Musite.

—Oh no, ¿Acaso no te lo dijo?—Su voz era dudosa pero pacífica, como siempre lo era.

—Eh, no. No me ha dicho nada — Afirme extrañado.

—Pues fue a ver a sus sobrinos, creo que uno de ellos estaba enfermo y quería ir a verlos. Ya sabes cómo es Lilith, siempre pensando en todo.— Su tenue voz dijo con ilusión la última frase.— ¿Porqué lo preguntas?

—Por que Lilith me pidió ayuda con una de sus publicidades.— Dije con un tono convencido, esperando que se tragara mi mentira.

—Oh bueno, le avisaré luego. Espero tengas buenas noche Even.

—Claro, adiós. Descansa Sasha.

Sasha colgó el teléfono. Inspeccione todo a mi alrededor. La noche estaba en su máximo esplendor. Estaba agotado.
La lluvia había cesado. Mientras hablaba con Sasha me había refugiado en un pequeño mini techo que tenía la casa de Lilith, pude notar que a Lilith le gustaban mucho las flores, tenía de cada tamaño, color y forma.
Mi experiencia con las flores no era nada buena. Empecé a recordar cuando en un viaje con mi antigua escuela hacía un abriebadero había comprado como seis flores. Me acuerdo de una que era naranja y que en el medio tenía como un tono rojo, no sabía el nombre. Lo único que sabía era que había comprado flores exóticas, para probar si podía ser responsable con unas pobres plantas.

Grave error.

Con mi familia tenemos la costumbre de irnos de vacaciones a Portland, a ver a la familia de mi madre.
Pues el frío comenzó a hacer efecto. Al irnos me había olvidado completamente de las flores y cuándo volví, las vi.
Las pobres de hallaban congeladas y desde ese día deje de comprometerme con las pobre flores. Simplemente no servía para cuidarlas.
Miré a la calle, algunas veces los autos pasaban, pero nada fuera de lo normal.
Empecé a caminar lentamente, hasta que vi que la lluvia estaba amenazando con volver. Heche un bufido al aire.

Llegando al parque algunos que otros restaurantes estaban abiertos. Había algunos adolecentes con sus amigos caminado por el parque.
 Empecé a rodear a el parque. Pude notar que mis tenis estaban hecho un desastre. Sucios y con un marrón intenso. Sentía mis calcetines húmedos. No me provoca tanta desesperación, pero era realmente incómodo estar con los calcetines mojados.

Me senté un rato en uno de esos banquillos. Estaba algo cansado.
Con respecto a Lilith, no estaba enojado por qué ella me había "planteado", más bien aliviado. Hubiera sido peor si era yo el que la dejara solo y verla llorando luego.

Me apoye bien el el banquillo, tirando la cabeza hacia atrás. Cerré los ojos un rato hasta que sentí un gemido.
Ése gemido provenía de abajo del banquillo. Abrí mis ojos y me dispuse a encontrar al causante de eso gemidos.
Y lo encontré.

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⏰ Última actualización: Mar 09, 2018 ⏰

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