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«La vida es una mierda».Pensaba un rubio recostado en su oficina. Si, en una maldita oficina en vez de estar en su camita viendo series de Netflix.

No hace falta decir que esto definitivamente no era lo que estaba esperando el rubio. ¿Donde carajos se había ido su sueño de ser actor porno?

Tanto años soñando para que al final sus padres lo engañaran y le pusieran como el CEO de una compañía de juguetes sexuales.

Que por cierto no estaba muy lejos del mundo de la pornografía pero de igual manera quería ser él quien practicará con esos preciosos juguetes y hacer sufrir de placer a sus victimas.

- Juró que me cambiare de apellido - dijo entre dientes -. Bueno al menos la secretaria esta buena, vale la pena - Con pesadez estiró su brazo y tomó el teléfono para marcar a secretaria - Hoy follare... - susurro con una sonrisa.

- ¿Desea algo, joven Hitsu?

- Si, quiero que vaya al almacén en este momento y me esperé. En un segundo estaré allí.

(...)

Centro de la ciudad.

En un pequeño callejón se encontraban cuatro personas, dos de ellas en un profundo sueño mientras que las otras dos le quitaban sus prendas.

Tenían que verse como humanos para poder pasar desapercibidos dentro de la gente.

- Oh... Que bonito... - susurraba un joven de cabello azabache mientras se miraba por un pequeño espejo rajado en el suelo.

Ya listó se giró - Me veo bien ¿Verdad , Lucy... - no terminó de hablar al ver a su amigo muy bien vestido.

- ¿Qué? ¿Me veo raro? - preguntó al notar la mirada de su amigo.

- Lucy... Cámbiate... - dijo en un puchero -. No me gusta que resaltes mejor que yo... - le tomó del brazo y lo comenzó a jalar- ¿Si?

- Déjame pensarlo... - llevó su dedito a su barbilla - Creo que...- miro de reojo a su amigo que esperaba su respuesta - ¡No! - exclamó sacando su lengua en forma divertida.

- Eres cruel - le dijo, dándole una expresión de tristeza pero cambió a una sonrisita timida al ver a los dos humanos en el suelo quienes dormían desnudos - ¿Qué hacemos con estos dos? - preguntó.

- Pues... - sonrió - Ya sabes...

(...)

Un muchacho peliceleste caminaba feliz junto a su amigo de cabello azabache quien lo tenía del brazo y observaban el lugar repleto de gente.

Estos muchachos si que estaban en grandes problemas.

Primero, por haber entrado al mundo de los humanos sin consentimiento de la máxima autoridad que era Lucifer y que había dado la orden que estaba totalmente prohibido todo contacto con los humanos a excepcion si les concedía el permiso.

Segundo, el problema mas grande la tenia ese pequeño muchacho peliceleste, su hijo. No tenia permitido salir del infierno ni mucho menos tener contacto con humanos.

Su mas preciado príncipe, que dentro de poco le iba a ser arrebatado por un humano.

El haber robado las pertenencias ajenas, era cruzar la linea con los humanos.

Se podría decir que era un delito. Bueno en el mundo de los humanos era considerado como tal pero no en el de los demonios.

Al haber traspasado la barrera interferían sim querer entre el espacio-tiempo y de alguna manera alteraban el futuro.

Demonio Sexual [ +18 ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora