TIERRA DE ESPÍRITUS~La chica dorada (TERMINADA)

Extra Vayles: "¡¿¡YA LE HAS CONCEDIDO LOS PODERES!?!"

Pertenezco de donde la carne y los huesos no pueden llegar. De donde la razón y justicia no son debatidas. Donde los conflictos no existen y la libertad es solo un concepto del principio, no del resto de nuestro ser espiritual por la que cambió nuestro estatus. Nacidos de un todopoderoso que confina nuestras decisiones, solo por beneficio de los humanos, esos repugnantes humanos.

¿Por qué deberíamos, nosotros, seres poderosos, estar atados de un humano y brindarles nuestros servicios?

Amo, Ama, ¡JA!... nunca diré tal mierda.

Nuestra existencia fue dividida por los que desaprueban la idea de unirse a la humanidad, a los que con un máximo orgullo lo aprueban y desean ser parte de aquel vinculo.

¡Puaj!, asco me da.

De todas maneras, ¿Por qué nos han hecho pensantes, si así existía la posibilidad de tener diferencia?, y luego van y nos empujan a ser sirvientes de esas bestias que siquiera han vivido tanto como nosotros. Formaron una raza que nos puso por debajo, pero con tantas imperfecciones, ¿Qué bien hacen?

Tienen surte de que yo sea amable, muy amable. Pero las cosas no se pueden contener para siempre, por lo que mi plan debe ponerse en marcha. No, no. En realidad, ya lo había puesto en marcha hace mucho tiempo, tanto que no lo recuerdo. Que genial, fantástico. Ni siquiera me he dado cuenta de haber empezado y ya tengo tantos resultados... Es terriblemente extraño que me odien algunos compañeros y espíritus de todas las especies y clases, si soy el tan poderoso Vayles de los cielos. Genio de un poder del trueno sorprendente y destructor. Terror es lo que sienten cuando escuchan mis pasos recargados con energía que quema el interior. Tengo todo, ahora solo falta cortar los lazos con los humanos, y si es que algunas vidas deben ser tomadas en el camino, pues... por mí, bien.

Atraves de los años cada vez más espíritus apoyan y rechazan ser utilizados por ellos, pero, aun así, el numero sigue siendo mayor en el otro grupo. De ellos el que más detesto y se mete en mis asuntos es Peyron.

En contra de mis ideas y con la profunda fidelidad a el todopoderoso y a los humanos, es la cabeza de los que aprueban esto. Se cree mucho por ser elogiado por la divinidad de su especie de agua, aquella que es el signo del océano, lagunas y ríos. Siempre fue estricto y recto, tanto que me era aburrido. Pero no me importa mucho, es muy satisfactorio ver su expresión seria y enojada. Me emociona, demasiado. Cuando se pone alerta y comienza a pelear se vuelve divertido para mí.

Solo necesito cambiar esto, más allá de lo que odio a la humanidad, si es que logro hacer sufrir a Peyron, creo que seré feliz, sí muy feliz. Pagará por decirme aquellas palabras, siempre las dice... ¿Qué estoy perdido, que no soy feliz?

Claro que lo soy. Tan solo necesito destrozar la de otros.

Pero me habías complicado el plan desapareciendo por varios años—aunque me benefició para aumentar mis seguidores—, siguiendo a esa estúpida niña que se perdió, y todo por otra obra de estas bestias que desataron la guerra. ¿Para que seguir a esa princesita consentida e inútil que no pudo hacer nada?, pensaba que él era más inteligente, pero me equivoque.

Oh, pero... tu presencia se ha vuelto a sentir, y justo en la tierra. Que alegría inmensa. Ya puedo empezar a moverme y desatar el terror. Verán, él lo vera. Como cada vez más espíritus se negarán a vincularse con los humanos hasta bajarlos del pedestal y extinguirlos, dejándolos en nada. El todopoderoso no influye en nuestros caminos al igual que los de carne y huesos, solo las divinidades pueden obstruir nuestros actos, pero cuando soy apoyados por muchos espíritus no tienen el derecho, al mismo tiempo de que yo no puedo causar daño, si fuera el caso, si tendrían el derecho y hasta podrían destruirme.