Saben, cuando tu vida cambia lo puede hacer para bien o para mal, la mia cambio para bien y agradezco de que lo haya hecho, pero no estaré dispuesta a sacrificar mi felicidad por un contrato.
Mi nombre es Cali Deutsch y esta es la historia de mi vid...
Llegue a Rusia a las nueve y media de la mañana y fui directo al hotel, me dirigí a la recepcionista y pedí la llave de la suite de Leila, subí y al entrar a la suite lo primero que hice fue ir al cuarto donde estaba dormida Leila, y al abrir la puerta con cuidado la vi durmiendo, no la quise despertar porque aun era muy temprano, tome mi maleta que había dejado en la estancia de la suite y fui a la puerta que estaba enfrente de la habitación de leila, sabiendo que esa era otra habitación, deje mi maleta en la cama y fui a la mini nevera que había en el cuarto y lo único que había adentro era jugo de fresa, Coca-Cola y jugo de manzana, tome un jugo de manzana y lo bebí mientras caminaba de nuevo a la habitación de Leila, me quede parada en el marco de la puerta, mientras la veía dormir pensando en las mil y un maneras de matar a Alianova, sabiendo que puedo ir a la cárcel, por eso removí esos pensamientos, deje la botella de jugo en el cesto de basura y me acosté al lado de Leila tratando de ser lo mas cuidadosa posible para no levantarla, saque mi celular de mi pantalón y lo deje en la mesa de noche que estaba al lado derecho de la cama, abrace a Leila por los hombros atrayéndola mas a mi para después quedarme dormida.
Me desperté por el sonido de notificaciones de WhatsApp que llegaban a mi celular, me levante con cuidado recargándome en el respaldo de la cama y agarre mi celular viendo primero la hora era la una de la tarde pero en Nueva York serian las ocho de la noche, demonios no le dije a nadie que venia a Rusia. Desbloquie el celular y vi los mensajes, la mayoría eran de Dylan.
Chat con Dylan.
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Maldicion me va a matar cuando le llame, Naa ¿que es lo peor que puede pasar?, cierto, el esta del otro lado del mundo yupi. Creo que ya es hora de levantar a Leila.
—Pss... Leila, levantate-Susurre mientras la movia delicadamente lo cual no sirbio de nada por que ni se movio-Leila, por favor levantate, ya es la una de la tarde..—Segui moviendola de un lado a otro pero la muy idiota no se levanta, saben que ya perdi mi paciencia, me pare de la cama y tome las sabanas de la cama—¡Leila! ¡Maldicion! ¡No pienso seguir como estupida! ¡Asi que levantate de una maldita vez!—Grite mientras la tiraba de la cama haciendo que esta grite por el susto y el golpe que se dio al caer en el suelo, obvio.—¡Al fin!— Me acerque a Leila la cual seguia en el suelo, solo que estaba sentada viendome con enojo.
