La lluvia cae fuerte, parece que nunca va a parar y los golpes aún me duelen en especial la pequeña cortada de la ceja hasta casi el párpado, que estoy más que segura de que me dejará una cicatriz, de fondo puedo escuchar a mi hermana jugando y tarareando alguna melodía estúpida que le enseñaron en el jardín de niños hace años, mientras del otro lado mi madre borracha durmiendo en el sillón.
Antes sentía lástima al ver a mi madre de esta forma pero ahora solo siento odio, un odio que crece cada día más al ver cuan incompetente es, consigue un trabajo y lo pierde por la bebida justo como lo hizo con nuestro padre...
Me giro y veo a mi hermana ¿Por qué a ella no le importa?, ¿Por que ella es una niña igual que todas? Hubiera preferido nada a tener a hermana como ella, una hermana gemela como ella.
Camino hacia la cocina, huele mal, los platos no se han lavado en semanas y la comida está pudriéndose. Empujó una de las sillas hacia el lado donde están los cuchillos me subo a la silla y tomo uno de la parte filosa y lo dejo caer al suelo lejos de mi.
He visto muchas veces como en las películas el asesino se pone guantes para que nadie encuentre sus huellas aunque yo solo tengo este sucio y desgastado vestido —pero creo que puede funcionar— y no me importa romperlo, la tela está tan desgastada que se rompe sola. Bajo de la silla de un salto para después romper mi vestido y tener un pedazo de tela para tomar el cuchillo
Camino de regreso a la sala hasta mi hermana, el sol está por meterse y la única luz que nos ilumina es la de las casas de los vecinos y los relámpagos que hacen que las ventanas tiemblen.
—Herma... —la voz de Kenia se apaga cuando ve el cuchillo en mi mano y en su mirada se refleja el terror y el miedo. Ella se levanta lentamente y yo avanzo hacia ella poco a poco, con cada paso que doy ella retrocede otro.
—Kenia, acércate a mí por favor.
—No —dice casi en un susurro, negando frenéticamente con la cabeza y corre hacia nuestra habitación. Ella intenta cerrar la puerta pero yo la detengo con mi cuerpo antes de que lo haga y empujo la puerta haciendo caer a Kenia de espaldas— ¡Mamá! —grita desesperada mientras se levanta y sale corriendo.
—Dije que vengas Kenia —le grito, ella me mira aterrorizada, mientras trata de buscar una salida, pero no hay a dónde ir...
Ella corre desesperada hacia un rincón entre la cómoda y nuestra cama, corro hacia mi hermana levantando el cuchillo a la altura de su corazón tratando de enterrarlo en su cuerpecito —¡Basta! — grita una y otra vez entre sollozos empujandome con sus piernas pero recargo todo mi peso en ella hasta que... el cuchillo atraviesa su pequeño cuerpo, las lagrimas comienzan a resbalar por sus mejillas, y yo me recargo aún más para enterrar el cuchillo más profundo.
—Aun así te quiero a ti... y a mamá —me susurra y la sangre sale de su boca tintando sus dientes y su vestido. Suelto el mango del cuchillo y cae junto con el cuerpo de Kenia, pongo un pie en su abdomen y con ambas manos trato de sacar el cuchillo.
—¿Qué demonios has hecho? —me grita furiosa mamá al mismo tiempo que logró sacar el cuchillo, ella me lo arrebata y me da una bofetada que me hace caer al suelo.
—¡Ese será el último golpe, maldita perra! —grito furiosa y busco rápido algo con que defenderme.
—¿Qué acabas de decir? —continúa gritando aún más furiosa y tan pronto termina de hablar le lanzó a la cara un envase de vidrio de un perfume que Kenia usaba para jugar, el golpe le rompe la ceja y me siento orgullosa de mi puntería.
Corro tan rápido como puedo hasta la puerta, la sangre se me congela al ver que está cerrada con llave, me dirijo desesperada a la lámpara en la sala y la empujó para que caiga contra el cristal estrellándolo no me importa cortarme, salgo descalza por la ventana, rodeo la piscina del motel para llegar a la casa de las vecinas, siento que me arde el estómago por la lluvia probablemente por algun corte con los cristales.
Aporreó desesperada la puerta hasta que la vecina abre y por instinto la abrazo de la cintura, tengo agallas y giro la cabeza para ver a mi madre en la lluvia sosteniendo el cuchillo lleno de sangre.
Hasta nunca mamá...
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Muchas gracias por leer, espero te haya gustado.
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Encuéntrala.
Ficción GeneralLo ultimo que recuerdo es la sensación del metal frió del cañón de un revolver, sobre mi cabeza para dar el tiro de gracia, pero ella decide no hacerlo y todo se vuelve borroso... Meses después se que Channel me disparo y desapareció sin dejar rastr...