Los monstruos de Landon

Todo empezó en su habitación; aquel día no tenía nada de especial, como la mayoría de los días para Landon. Acababa de llegar a casa y, como siempre, solo sentía ganas de encerrarse en su habitación. Su madre le preguntó qué tal le había ido en la escuela, pero sin ni siquiera girarse para mirarla, no estaba de humor; se metió directo en su cuarto.

Siempre se perdía en pensamientos profundos, recostado en la cama con la mirada fija en algún rincón de la habitación. Era su rutina diaria. Al principio, sus pensamientos se enredaban en el laberinto de los estudios, una senda árida que no despertaba su entusiasmo. No se entregaba al máximo, al contrario de sus compañeros que desplegaban esfuerzos colosales. No le apetecía, porque el esfuerzo parecía insuficiente para cosechar buenos resultados, así que prefería apartar esos pensamientos y confiar en el azar.

Luego, su mente se dirigía hacia ella, la única que tornaba un tanto más llevadero el desafío de enfrentar cada día el instituto, un lugar que cualquier adolescente de quince años detesta. Aunque Amber no tuviera conocimiento de la existencia de Landon, o al menos eso creía él, eso carecía de importancia para él. Le bastaba con vislumbrarla y cruzar a su lado en la hora en que ella cursaba francés y él, matemáticas, en la misma clase. La inconfundible fragancia que desprendía su perfume y esa esencia única que la envolvía hacían que Landon pensara que podría reconocerla incluso con los ojos cerrados.

Y por último, no menos significativo, reflexionaba sobre su escasa vida social y cómo había llegado al punto en el que no le apetecía salir de casa. Sí, era cierto que podía pasar un día entero dedicado a los videojuegos, pero no recordaba el momento en que perdió completamente el contacto con sus amigos. Bueno, en realidad, sí lo recordaba, pero prefería no pensar en ello. Aquella no fue una buena etapa. Será mejor dejarla atrás, pensaba...

Landon, agotado de pensar, se durmió y se sumergió en un profundo sueño que probablemente replantearía su existencia.