enfrentando la realidad

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El joven vampiro se encontraba acostado en su cama con las manos en su nuca y mirando su techo, mientras a él, venían los pensamientos que empezaban constantemente a acosarlo. Ya había pasado una semana y media desde que Ichigo había decidido ser vecino de Orihime, la humana que le causaba estragos en la cabeza y que no comprendía porque la chica no quería salir de sus pensamientos. Después de aquel incidente en el parque las cosas habían cambiado y también empeorado, porque muy a menudo no dejaba de pensar en ella cuando él se encontraba a solas, luego estaba el hecho de que siendo un vampiro, a veces tenía que mantenerse alejado de ella lo más posible que pudiera porque su sangre era demasiado atrayente y su instinto lo impulsaba a querer morderla y por ultimo y lo peor de todo, era que en estos momentos se encontraban disgustados el uno con el otro, o más bien, él, se encontraba disgustado con ella ¿la razón?

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Orihime estaba en su primer día de trabajo y se sentía feliz por estar ahí. —Y ¿qué te parece? ¿Cómo se me ve? —la chica le enseñaba su uniforme de maid a Ichigo mientras él se encontraba sentado en una de las mesas esperando a que la chica terminara su turno, pues habían quedado de acuerdo en que después de clases la dejaría en el trabajo, él se iría y después pasaría por ella. Ichigo la observo de pies a cabeza, sinceramente el uniforme le sentaba bastante bien y resaltaba su perfecta figura. —No está mal —dijo el chico sin mucho interés para que Orihime no notara su asombro por verla con ese uniforme.

— ¿De verdad? Gracias. ¿Quieres pedir algo antes de que termine mi turno? —pregunto la chica con amabilidad.

—Un café está bien —la chica asintió y se retiro, en ese momento dos de las compañeras de la chica comenzaron a saludarlo desde lejos, el fingió no verlas y miro hacia la ventana. Poco después llego la chica con el café de Ichigo y en ese momento la campanilla de la entrada sonó y dos tipos entraron en ese momento. La chica dejo el café en la mesa y quiso dirigirse al mostrador para atenderlos, pero Ichigo se lo impidió tomándola de la mano y ella lo miro desconcertada. —Deja que los atiendan ellas.

—Pero están ocupadas —Ichigo las miro con enojo, pues ellas en cuanto vieron entrar a los tipos, fingieron estar limpiando. —No tardare, los atenderé rápido —Orihime sonrió y corrió hasta el mostrador, pues aquellos tipos exigían ser atendidos. Ichigo observaba desde su asiento como al llegar la chica les sonreía con amabilidad y como esos tipos la miraban como idiotas; el chico los miraba de forma asesina y a Orihime con enfado mientras sentía como algo despertaba en él.

—Está es la primera vez que te veo aquí. ¿Eres nueva preciosa? —Orihime asintió y no pudo evitar que sus mejillas se tornaran rojas y el joven vampiro se molesto aun mas. Se supone que él era el único que causaba esos efectos en ella, el único que tenía derecho sobre ella porque él la protegía. Era suya y de nadie más. Se sentía egoísta y posesivo por tener que compartirla, ¡sí! Porque en la escuela, cuando caminaban juntos a cualquier lado y ahora en su trabajo; él debía soportar que hablara con otros hombres y que estos se deleitaran con su presencia. Su paciencia y el que se estuviera conteniendo para no ir a golpear a los cretinos esos, se desvanecieron cuando uno de ellos le tomó la mano y el otro le intentaba acariciar la mejilla. El chico hiso añicos la taza de café con su propia mano al momento que veía esto y apretaba la taza al punto que termino por romperla. Todos lo miraron desconcertados y Orihime corrió hacía él cuando vio que se había hecho daño .

—Kurosaki-kun, ¿estás bien? —la chica tomo su mano y la envolvió en un pañuelo que saco de su delantal para cubrir la herida.

—Es hora de irnos Inoue —la voz de Ichigo sonaba fría y molesta, la chica sintió un escalofrió recorrer su columna y de pronto Ichigo la tenía tomada de la mano y jalándola a los vestidores. Caminaron hacía su casillero, le pidió la llave a la chica, saco sus cosas y ambos salieron del lugar mientras eran observados por los demás con total desconcierto y miedo, pues el chico poseía una mirada glacial que a más de uno congelo. Por su parte Yuriko solo veía aquella escena sin mostrar ninguna importancia a lo acontecido.

Unidos hasta la eternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora