Amor en Medio del Dolor

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Lucy: ¿Estás listo?

Natsu: Si, vamos.

Ambos jóvenes se dispusieron a realizar la ronda nocturna de ese día. Al principio solo se limitaban a charlar sobre los pacientes del lugar pero poco a poco encontraban temas de interes común. Hablaban de todo un poco descubriendo que a ambos les gusta el clima frío, que gustan de tomar un buen chocolate caliente cuando se sienten tristes, de que no les gusta el ajo y de que tampoco les gustaba ver a la gentr sufrir.

Llegarón a la habitación en donde Bisca se quedaba con la pequeña Asuka. La rubia muy animada cargó a la pequeña para revisarla, mientrás el pelirosa anotaba todo lo que la chica le decía. Él parecía maravillado ante la habilidad de Lucy para cuidar a las personas y es que no importaba si eran niños o adultos, ella siempre mostraba saber lo que hacía.

Bisca notó de inmediato la compatibilidad entre ellos. Era inevitable ver que se ponían nerviosos al hablar uno con el otro, o de que Natsu se quedaba viendo fijamente al rostro de la rubia mientrás ella estaba distraída revisando a su pequeña, o que Lucy al hablar con el chico sonreía mucho.

Lucy: La pequeña Asuka se esta desarrollando de maravilla, Bisca.

Bisca: Me alegra escuchar eso, no se que hubieramos hecho sin tu ayuda.

Lucy: No pienses en eso. Lo importante que ambas estan bien y pronto podrán marcharse de aquí para su hogar.

La peliverde abrió sus ojos sorprendida y luego agacho su cabeza.

Bisca: Lucy... ¿Es obligación que nos marchemos?

La rubia y el pelirosa se sorprendierón ante la pregunta.

Lucy: Bueno... no es obligación...

Natsu: ¿Acaso te quieres quedar aquí?

La peliverde levantó su rostro y miró la escena conmovida. Lucy aún tenía a Asuka en brazos y Natsu estaba junto a ellas, eso la hizo sonreir mientrás sus lágrimas caían por sus mejillas. Ella hubiese deseado tener esa escena con su amado Alzack, desgraciadamente ahora es prisionero de guerra y aunque Lucy ha intentado negociar su libertad, el General del ejército no lo permitía.

Bisca: ¿Saben? Ustedes se ven bien juntos.

Ellos se miraron uno al otro con verguenza y la peliverde comenzo a reír. La rubia le entrego a Asuka y esta se dispuso a alimentarla.

Bisca: Lucy... Yo me quiero quedar, deseo que mi pequeña este segura y en este lugar he encontrado el verdadero significado de unidad.

Lucy: ¿Es lo que deseas?

Bisca: Si, te prometo que ayudaré en lo que sea.

Lucy: De por sí tú eres de gran ayuda y por supuesto que eres bienvenida a quedarte.

Bisca: Muchas gracias, Lucy. En verdad eres un ángel.

Lucy: Claro de que no, simplemente ayudo en lo que puedo.

Bisca: Tú lo ves de esa manera pero para todos nosotros eres una bendición; nos has enseñado que aún en medio del dolor, el amor prevalece para darnos esperanzas de que todo mejorará.

La rubia se sonrojó ante las palabras de la peliverde. Ella no piensa que sus acciones sean extraordinarias, incluso siente que tiene demasiadas carencias para proveer lo mejor a los pacientes de su hospital.

Lucy: Solo intento hacer lo mejor posible.

Bisca: Haces mucho más que lo mejor, muchas gracias.

Lucy: No tienes por que agradecer, al contrario debo ser yo la que te de las gracias por decidir quedarte.

Ellas se abrazaron con cuidado de no lastimar a la pequeña Asuka. Luego de eso, Natsu y Lucy continuaron su recorrido. Se aseguraron de que todos hubieran comido y habubieran sido medicados, anotaban el progreso de los heridos y se quedaban a pláticar con algunos de los paciente. El tiempo paso muy rápido para ellos, por que al percatarse de la hora se dierón cuenta que casi era media noche.

Lucy: No puedo creer que ya sea media noche.

Natsu: Ni siquiera sentí el tiempo.

Lucy: Ni yo...

La rubia terminó de ordenar las anotaciones que el pelirosa realizó en los archivos correspondientes y se retirarón de la pequeña oficina.

Lucy: Te agradezco que me hayas acompañado en la ronda.

Natsu: No tienes que agradecer, aprendí mucho y también me la pase muy bien contigo.

La chica se sonrojó ante el comentario.

Lucy: Yo también me la pasé bien, si quieres podemos repetirlo mañana.

El pelirosa sonrió muy emocionado.

Natsu: ¡Claro, me encantaría!

Lucy: ¡Genial!

Ambos se mirarón por un instante, estaban nerviosos pero el frío de la noche ayudaba a disimular que temblaban por estar cerca uno del otro.

Natsu: Creo que hace mucho frío, lo mejor será que...

Lucy: Si debemos ir a descansar... Hasta mañana, Natsu.

La rubia se disponía a ir a su habitación pero Natsu la tomó del brazo para detenerla. Por poco olvidaba el pequeño regalo que había preparado para darle a la chica.

Natsu: Espera... te traje algo...

Él de su bolsillo sacó un pañuelo y de este sacó una pequeña rosa pero la flor estaba un poco maltratada.

Natsu: ... hay no se daño un poco, yo lo siento...

Lucy: No te preocupes, es perfecta, la colocaré en medio de un libro para preservarla.

Ella delicadamente tomó la rosa para no arruinarla pero él la sujetó de las manos. No se movierón por un momento, solo se miraban directamente a los ojos. Sus respiraciones estaban agitadas y sus nervios estaban por los cielos.

Él intentaba decir algo pero estaba muy nervioso. Así que la rubia solo sonrió, se puso de puntitas y lo besó. El pelirosa no podía creerlo pero cuando su mente procesó lo que pasaba, él la abrazó. Su beso fue inocente y suave, y al separarse lo hicieron lentamente.

Y conciente de lo que había hecho, ella literalmemte corrió a su habitación; mientrás el chico, embobado tocaba sus labios. Él sentía que el corazón se le saldría del pecho, por lo que cuando vio que ella entró a la habitación, el pelirosa corrió feliz a su pabellón.

Esa noche ninguno de los dos podía dormir. Ella estaba apenada por haberlo besado y él estaba feliz por que lo besó. Por lo que a la mañana, Natsu la fue a buscar antes de la ronda de la mañana para hablar de lo sucedido pero ella desgraciadamente se había marchado.

Natsu: ¿Cómo que se marchó?

Mirajane: Tuvo que salir de emergencia, su guardian vino por ella en la madrugada, algo muy malo esta pasando y debe resolverlo de inmediato.

Natsu: ¿Cómo? 

Mirajane: Lo siento, Natsu.

El pelirosa estaba triste pero una cosa lo hizo animarse un poco.

Mirajene: Ten, ella dejo esta nota para tí.

Con asombro el chico recibio el sobre y la peliblanca se marchó para realizar la ronda. Natsu se marchó a su pabellón y al leer la carta, simplemente se quedo sin palabras.

En La Guerra y El Amor (NALU Fanfiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora