|Narras tú|
Era inútil pelear con él. Ahora sabía que Justin era uno de esos chicos que, conseguían lo que querían, siempre. No le importaba si tenía que subir a una chica a su hombro, y quedar jorobado. Solo conseguía lo que quería. Y claro, era un criminal. Y odiaba tener que decirlo con mi mente. Joder.
Estaba cruzada de brazos, en el auto. Con mi vista fija en el camino. La calle era una de esas rectas, que en los costados tenía césped. Supongo que nos alejabamos un poco de lo que era, la ciudad de Los Ángeles. Era extraño, sabía que Justin me iría a buscar y que yo iría con él, porque, en algúna parte dentro mío, moría de ganas por volver a pasar esos ratos juntos, pero la otra parte mía, se negaba completamente a pasar un sólo segundo con él. Era como un 50% y 50%. Me quitó de mis pensamientos, el ruido fuerte que hizo el motor del Mustang de Justin, al estacionarse.
-Llegamos.- me miró, y se bajó del auto. Lo miré seria, y abrí la puerta.
-¿Dónde estamos?
-Se podría decir que ni tan cerca ni tan lejos de la ciudad.
Rodé mis ojos y con mi mejor cara de odio, lo miraba siempre. El lugar era como un campo, estaba lleno de árboles y no se veía ni un solo edificio ni casa por allí. El camino era totalmente de césped. Habían muy pocas luces y no se podía ver muy bien, solo se veía el final de ese camino largo rodeado de árboles. Y allí estaba la luna. Justin vino adelante mio, mientras nuestros pies al caminar, hacían ruido. Se escuchaban búos y otros ruidos. El ambiente era cálido, pero no demasiado.
-Justin..¿qué es este lugar?-intenté sonar lo más tranquila posible.
-Mi lugar favorito aquí.
-No fue esa exactamente la pregunta que te hice, idiota.- insultarlo salía de mi boca involuntariamente todo el tiempo. Aunque se lo merecía, aún estaba molesta.
-¿Podrías dejar de ser tan jodidamente irritante y disfrutar de esto?
-¿De qué? ¿De estar pinchándome los pies con ramas y palos? ¡Oh! ¡Ya se! Disfrutar de que no veo un coño y en cualquier momento me haré mierda.- dije sarcástica.
-Eres jodidamente caprichosa, irritante, mimada, insoportable. ¿No te cansas de ser así?
-¿Y tú no te cansas de ser bipolar, agresivo, extraño, misterioso, sátiro, y completamente imbécil?- respondí dura. Pero él no respondió, solo pude notar que su espalda se tensó y dió un suspiro.
<<También eres jodidamente perfecto>>
Escuché un ruido extraño, más extraño que los ruidos usuales de ese lugar, que me hizo tensar a mi, por completo. Hizo mi corazón latir a dos por hora, y dejar de caminar y de moverme. Una rama se cayó detrás de mi, y vaya que era enorme. Salté de dónde estaba y grité, trepándome básicamente arriba de Justin, quien comenzó a reirse casi a carcajadas, y me sostuvo con sus brazos increíblemente fuertes y trabajados.
-¡Oye! ¡Vayamos con calma, nena!- dijo bromeando.
Lo miré con más odio y amargura, y me bajé rápidamente acomodándome la ropa. Le hice una burla. Él aún se reía.
-¿No te he mencionado que no iré contigo ni a la esquina?
-Ahora estás conmigo, y mucho más lejos que la esquina.- se volteó a mirarme y me guiñó un ojo.
El camino se cortó y se podían ver unas barandillas de madera, con estilo de establo. Era como si tuvieramos a la luna en frente de nuestros rostros y pudiéramos agarrárla con las manos. Detrás de las barandillas, había un río, el cuál la luna reflejaba las pequeñas olitas que se iban transformando en él. Justin se apoyó en las barandillas observando la luna.
