|Narra Justin|
Me levanté aún enojado. Y extrañaba a _______ como nunca. Sabía que la tenía cerca, y eso me provocaba más ganas de ir a buscarla, y pasar tiempo con ella o..verla. Con verla me conformaba. Aunque sabía que ella no quería ni verme un pelo luego de eso, sabía que si me veía, me sacaría a patadas en el culo. Pero yo quería verla. Y lo necesitaba, necesitaba saber que ella estaba bien, que no estaba triste. Porque odiaba verla triste. Y porque la conocía, si. Aún la conocía.
Entré a bañarme, decidido a salir, e ir a verla sin importar lo que me dijera.
|Narras Tú|
Estaba cambiándome en mi habitación. Me sentía totalmente perseguida, quién sabe por qué. Y me puse a pensar en Justin. Joder, ________. Mi maldita mente que no me permitía olvidarlo. Las fotos arriba de mi escritorio, de nosotros juntos, sonriendo, pasándola genial. Pero ahora, eramos unos simples desconocidos con un pasado en común. Unos simples desconocidos que se conocían muy bien..por que a pesar de que cambiamos en seis largos años, aún nos conocíamos perfectamente. Por lo menos yo a él.
Terminé de atarme los cordones de las converse, y tomé mi celular. Tenía un mensaje.
"Una fiesta hoy, en el centro de la ciudad, a las ocho paso por ti".
"Ok, a las ocho estoy lista".
Si quería ir a esta fiesta, debía arreglarme pronto. Bajé las escaleras rápidamente, para buscar la planchita y secador que estaban abajo. Ya eran las seis de la tarde, por lo tanto debía apresurarme. Mi madre estaba en la mesa, leyendo. A Lucía le encantaba leer, siempre se compraba libros interesantes que hasta a veces, me atrapaban a mi. La miré de reojo, y saqué la planchita y el secador de los cajones. Pude sentir su mirada clavada en mi, y en lo que estaba haciendo. Me di media vuelta, para subir hacia mi cuarto.
-¿Por qué te producirás?.- dijo fría.
-Tengo una fiesta.- respondí dura.
-Estás castigada. ¿O no te acuerdas?.
-No estoy castigada, soy mayor de edad, por lo tanto puedo hacer lo que quiera.
-Si no vuelves a esta casa a las once en punto, te juro que no volverás a salir hasta cumplir los treinta.- dijo enojada.
Sonreí para mis adentros, y subí a cambiarme.
(*)
Luego de tanto buscar en mi armario, tantas elecciones, y dudas sobre lo que me iba a poner, lo elegí. Un vestido rojo fuerte, que me había regalado mi madre por mis dieciocho años. Con unos zapatos de tacón alto negros y una bonita pulsera que tenía desde los trece años.
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El relój marcaba las ocho en punto y Allisson aún no llegaba, lo cual era raro, porque cuando se trataba de fiestas, ella era totalmente puntual. En esta fiesta, irían todos los del barrio, por eso se hacía en el centro de este. Se podría decir que era una fiesta importante y cara.
El timbre de mi casa sonó, y mi madre estaba bañándose. Era Ali. Bajé las escaleras, y le abrí. Su sonrisa era de punta a punta. Si se trataba de fiestas, ella sería la primera en enterarse, y la primera en correr hacia el lugar.
Nos saludamos, y corrimos hacia su auto. En realidad, no tenía muchos ánimos para ir a esa fiesta, sabía que estaría genial, como todas las que habían hecho allí, pero no podía sacar de mi cabeza el mal momento de ayer con Justin. En verdad lo quería. Pero debía aceptar como era, no podría salir con un criminal. Justin había cambiado.
-¿Qué te pasa _____?- dijo Allisson quitando la vista del camino hacia mi.
-¿A mi? nada.
-Vamos, te conozco. Tu cara me lo dice todo.
-No..me pasa nada, en serio.
-Si no te pasara nada, estarías con una enorme sonrisa en tu rostro, agradeciéndome por haberte traído a esta fiesta. Pero en cambio, estas callada, mueves tus ojos de aquí para allá, y es como si tu cabeza girara al rededor de tu propio mundo.
-En serio..yo..solo quiero divertirme hoy. Y estoy algo cansada.
-________, sé que algo te pasa. Y me pone algo mal que no quieras contarme pero..hay una fiesta ahí afuera. Y quiero que despejes tu mente y la disfrutes. Te obligo como mejor amiga.- me sonrió y yo forcé una sonrisa. Nos bajamos del auto y me acomodé el vestido.
Habían muchas personas, y muchas caras conocidas. Un par de amigos me saludaron al verme, mirando mi vestido, examinándome de arriba abajo. Conocía a muchas personas, después de todo era mi barrio, aunque Los Ángeles era un lugar muy grande.
(*)
Comenzamos a bailar con Alli, que tenía un licor en su mano al igual que yo. Quería despejarme y olvidarme de todo y de todos. Era mi primer licor, y habíamos llegado hacía media hora. Un chico la tomó de la cintura, y ella lo miró encantada. Lo conocía.
-Hola preciosa.- le dijo él, mirándola.
Los miré a ambos, ella se veía contenta.
-______- me dijo preocupada- ¿Te importaría si..
-No te preocupes, vé diviértete. Buscaré a alguien aquí para hablar.
Me miró algo despreocupada y acaricié su hombro dándole calma. Tomó su abrigo y su morral y la vi salir de la mano por la puerta de salida. Ahora me encontraba sola, en el medio de la pista, tragándome mi licor.
Sentí unas manos atrapar mi cintura de atrás. Y la respiración de alguien chocando en mi oído. Me di media vuelta, y me encontré con esa mirada color caramelo, que provocó nervios en mi, y una corriente eléctrica
-Hola, nena.
