Mis armas

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Un destello se vio detrás de mí, algo había pasado en la imponente ciudad del fondo, la que parecía ser la capital de Zeth'kur. Eso no importaba, yo debía seguir. 

A cada paso que daba, el recuerdo, mi único recuerdo, se esclarecía. Ahora no sólo estaba yo cayendo, con mi hacha a un lado, hacia el río, sino que, a mi izquierda había un escudo. Otro pedazo de mi armamento que se habrá ido por ahí, que quizá alguien haya tomado. 
Ese orco ya no era verde, ahora era anaranjado, diferente a todos los orcos, ¿qué razón habría para atacarme? ¿Qué hice? ¿Por qué? No lo sé, pero ahí estaba, riéndose de mí y yo chocando con el agua.  

No pasó mucho tiempo, o eso espero, pero encontré ese escudo. Lo sostenía un Simbo en sus pies, sería dificil alcanzar a ese dragon, para un guerrero, no para mí. Mi hacha es pesada, un arma de dos manos no muy fácil de sostener, aún así, la tomé del mango, cosa muy rara de mí, y la lancé al Simbo. Cortó sin problemas su cuello y el dragón cayó al suelo, junto a mi escudo. Cuando lo agarré, otro recuerdo volvió a mi, ya no era de la caída, sino sobre mis armas. 
El escudo y el hacha me hablaban, y si, eran claramente mis armas, mis artefactos oscuros, uno de los cinco artefactos oscuros existentes. 

OlafWhere stories live. Discover now