Back || KookMin. (PAUSADA)

<< Prólogo >>

JiMin sabía que la vida no era para nada fácil.

¿Cómo no iba a saberlo después de toda la tragedia que había ocurrido en la suya?

Golpes, gritos, e incluso... JiMin ni siquiera quería recordarlo.

Y ahora, en la oscuridad del pequeño cuarto que había alquilado, era casi imposible no sucumbir ante los recuerdos.

Se sintió pequeño y frágil, como si de a poco volviera a tener cinco años, edad en la que las manos grandes y asquerosas de su padre lo habían mancillado a su antojo, poco importandole el daño que le causaría a su hijo.

Gordo, inútil, escoria... Eran las palabras con las que aquel desquiciado hombre solía ofenderlo, causando todas las inseguridades que ahora poseía.

Su madre ni siquiera estaba al pendiente de él, solo malgastaba el tiempo fumando y bebiendo, además de discutir con su esposo y ocupar a su hijo como saco de boxeo en sus borracheras.

JiMin se sentía horrible, como si fuera un desperdicio de oxígeno, y las marcas en sus piernas y brazos lo demostraban, porque era tan débil que lo único que podía hacer era rendirse ante los recuerdos y las burlas que recibía en la universidad, provocando que usara su cuerpo como un lienzo en blanco para plasmar su frustración.

Pero había algo, una luz de esperanza que le iluminaba siempre que se perdía en la oscuridad de sus pensamientos, y era aquella promesa que le había hecho el que consideraba el chico de sus sueños cuando tenía doce años.

"El destino nos unió una vez y lo volverá a hacer, te prometo que nos volveremos a encontrar"

Sellaron la promesa con un casto beso en los labios, antes de que el chico alto y de pelo negro subiera al tren que lo llevaría lejos por un buen tiempo.

Y aún así, JiMin esperaba, aunque hubieran pasado diez largos años y él no hubiera hecho acto de presencia, porque lo único que podía hacer esa aferrarse a esa pequeña esperanza que se había quedado muy grabada en su corazón.

Porque el corazón quiere lo que quiere, y ni la persona más racional puede luchar contra eso.