Polémica

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Pocas cosas hay que puedan dejar a House sin habla; sin embargo, la embarazosa pillada con su nuevo amante logró dejarlo confuso, a la par que callado y desvalido, como si de un niño se tratase. Tras un rato de análisis de la situación, su mente regresó de nuevo a su cuerpo y, advirtiéndolo con la mirada, le dijo a Wilson:
-Vuelve al cuarto.
James no estaba dispuesto a dejar pasar su oportunidad de huida, así que, tras vacilar un segundo se marchó a la habitación, con la esperanza de que le devorasen las sábanas. No alcanzó a escuchar la conversación, aunque reconoció algo de jerga médica, lo que le dió a entender que Gregory no había intentado excusar el encuentro. Tumbado boca arriba, escuchó a su amigo revolotear por la casa, hasta que regresó con dos copas de whisky en las manos.
-Ya es oficial, Wilson.
Impotente pero conforme, siguió a su colega hasta el salón, donde pilló uno de los mejores pedos de su vida, a pesar de que a la mañana siguiente apenas recordaba nada.
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Perfectamente notaba estallar su cabeza; uno ya no queda impune de la borrachera a estas edades, pensó Wilson. Abrió los ojos, aunque tuvo que cerrarlos inmediatamente, pues la luz que entraba por los ventanales resultaba una constante agresión a sus sentidos. ¿Por qué había bebido tanto? Trató de escarbar en su memoria, pero las cefaleas se impusieron como un muro en su pensamiento. Más valientemente en esta ocasión, abrió los ojos tapándose la luz con la mano, y se incorporó lentamente. Frente a él había una mesita de cristal, un piano... Oh, no. House. Como flores que crecen entre las losetas, los recuerdos fueron surgiendo de entre los rincones de la mente de Wilson: el restaurante, luego a su casa, (y todo lo que sucedió en ella), el timbre, Foremann y Chase... Comenzó a darse cuenta de la gravedad de su situación, y notó como comenzaba a enrojecer. ¿Que iba a hacer ahora? Pero, antes que nada, tenía que beber agua: el alcohol se había encargado de deshidratarlo por completo. Cuando se hubo incorporado se dió cuenta de que había dormido en el suelo del salón, y de que puesto no llevaba más que los calzoncillos y su camisa, a la que se le habían saltado los botones. El salón estaba bastante alborotado: había varios libros por el suelo, una lámpara estaba volcada, y más botellas de las que desearía estaban desperdigadas por el suelo. También había un par de preservativos. ¿Se habían vuelto a acostar? Por la poca ropa que llevaba puesta, era probable. Llamó a House un par de veces, aunque no lo encontró, y se dispuso a ir al baño. Estaba meando cuando, sobresaltado, vió a Greg en la bañera, con tanta ropa como él, y pegó un grito. House se incorporó de golpe, tan asustado como él, hasta que su nublada vista descubrió a Wilson, con aspecto de adolescente trasnochado. A pesar de todo, Gregory tenía mejor aspecto, quizá porque consumía alcohol con más asiduidad que su amante.
-Buena noche hemos tenido, eh...
-Soy incapaz de recordar nada, y la cabeza me está matando-Dijo presionándose el puente nasal.
-Por la noche no parecías tener problema al aceptar las copas...-La aparente lucidez de House sorprendió a James, pues mientras él era incapaz de entramar un solo pensamiento con sentido, House solo parecía algo cansado y dolorido.
-Recuerdame que no pruebe el alcohol en lo que me queda de vida-
-Vamos, Wilson... ¡Estás hecho un viejo!
-Le dijo la sartén al cazo...
De repente se dió cuenta de algo: ¡Tenía que ir a trabajar! La verdad es que su cuerpo le sugería ir al hospital más como paciente que como médico, pero tenía claro que no iba a permitir que un par de noches estropeasen su inmaculada imagen en el hospital.
-¡EL TRABAJO!- Súbitamente comenzó a recorrer la casa para encontrar sus pantalones y el resto de ropa que le faltaba, que no era poca; se lavó bien la cara y trató de peinarse: finalmente tenía un aspecto bastante presentable, obviando su cara de muerto.
La voz de Greg parecía muy lejana, que le sugería que no acudiese, pues estaba sumido en sus pensamientos, además demasiado ocupado fustigándose por su retraso y su poca seriedad. Seguido por Gregory, que no parecía muy partidario de tanta prisa tomaron camino al hospital: claro que, distraído por el horario y la resaca, había olvidado la pillada sucedida la noche anterior, con todas las consecuencias que esto suponía. Palideció aún más (si era eso posible), y le dijo a su amigo
-Necesito una excusa decente- La angustia que emanaba su voz conmovió a House, aunque solo por un segundo.
-Dí que has pillado un virus gastrointestinal; con el aspecto que traes, incluso el ébola cuadraría con tus pintas.
-¿Y van a ser lo suficientemente estúpidos como para no relacionar la visita de anoche con mi más que visible resaca?- Lo que Wilson sentía en ese momento era arrepentimiento elevado a la enésima.
-Solo lo saben Chase y Foremann
-Que se van a guardar el secreto, ¿no?Dijo sarcásticamente.
-Castígame lo que quieras; pero sabes que yo no te hice nada que tú no quisieses.
Suspiró. Una vez llegaron al hospital, acordaron que entrarían por puertas distintas y con diez minutos de diferencia, a petición de Wilson, quién se dirigió a su despacho y comenzó a pasar consulta a pacientes a quienes su orientación sexual de la traía bastante floja, lo que le relajó. Mientras tanto, House marchó a su despacho ligeramente nervioso pues, aunque poco le importaba lo que pensasen los demás, no le gustaba que se entrometiesen en su vida privada. Así que, unidos, se prepararon para declarar ante la polémica.

House y Wilson; amor clínico (Hilson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora