3. Lili

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Emborracharme un jueves no era algo habitual en mi, pero estaba disfrutando mis últimos días de vacaciones y mis tres mejores amigas habían venido a cenar a casa. Profesaron un sincero interés cuando se la enseñé y afirmaron que les gustaba mucho, las pobres no opinaron lo mismo de la cena. Había preparado pollo al curry y por desgracia se me fue un poco la mano con las especias, y pobres de nosotras casi nos da un jamacuco. Al final solo había sido una excusa para beber más cerveza... Sí, Pierre podía darme toda la brasa que quisiera con el vino, pero yo era mucho más fan de la cerveza.

― ¿Y dices que tu vecino de enfrente está bueno?― me preguntó Eva. Estábamos desparramadas por el salón.

― Bueno es poco ¡está tremendo! Esta tarde he salido y estaba en pelotas en la puerta ¡madre mía! casi me da un soponcio.

― ¿Y qué hacía en pelotas?― Quiso saber Patricia.

― No lo se, estaba hablando con una chica. Supongo que sería su novia o algo.

― ¡Pues vaya chasco si tiene novia!

― Pues si, encima era como muy perfecta― me lamenté.

― Y lo dices tú...― protestó Lola.

― Que manía tenéis en que soy perfecta.

― Porque lo eres, vuelves locos a los tíos. Y sabes que es verdad.

― Tengo cierto éxito con los hombres, no os lo voy a negar. Pero soy bajita y tengo piel de naranja ¿y habéis visto mis muslos? Los odio.

― Bah... cállate― me ordenó Patricia― Y cuéntanos como era esa arpía.

― Pues para empezar llevaba unos shorts realmente cortos.

― ¿Era una guarrona de esas que va enseñando medio culo?― preguntó Lola.

― No, pero os aseguro que ninguna de nosotras podría llevarlos. La muy perra estaba limpia de celulits. Vamos, que era ideal, alta, delgada y rubia.

― Seguro que va teñida― quiso subir el ánimo Lola.

― Que va... no era rubia putón, tiene el pelo de un bonito rubio natural. No muy rubio, pero su color definitivamente se considera rubio. Y pues eso, que iba con unos shorts y una simple camiseta, con unas chanclas y la tipa de alguna manera parecía muy trendy y muy cool. Además casi ni iba maquillada ¡yo tengo que pasarme todos los días media hora delante del espejo para verme presentable!

― No la conozco y ya la odio― profesó Eva― ¿Era guapa de cara?

― No la he querido mirar mucho, pero creo que sí, bastante.

― ¡Qué asco de gente, de verdad!

Un rato después nosotras ya estábamos algo más borrachas y Eva había elaborado un plan magistral para eliminar a la novia de mi vecino cañón. El único problema que tenían mis amadas tres mejores amigas era que cuando bebían les gustaba sacar el tema de Pierre. Ellas eran las únicas que sabían que estaba con él y que estaba casado, sobra decir que no les gustaba nada. Por suerte esa vez vieron interrumpido su discurso por el timbre, volvía a ser Alex y mi gato el explorador:

― ¡No puede ser!― exclamé― Hace cinco minutos estaba en mi casa, te lo juro.

― No importa― me aseguró él con una sonrisa― Creo que va y viene, se cree el dueño del lugar.

― Lo siento mucho, buscaré algo para que no pueda escaparse.

― Déjalo pobre, en realidad creo que lo hace adrede, para que luego yo venga a devolverle y pueda verte un rato― me guiñó el ojo el plan dandy barato.

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