comezón

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Es un hecho poco sabido que el acto de rascarte libera dopamina en tu sistema. Esto significa que cada vez que te rascas una comezón, no solo estás aliviando la incomodidad: estás haciéndote sentir mejor. Entonces, no es sorpresa que algunas personas lo puedan llevar demasiado lejos.

Craig tenía una comezón terrible que necesitaba ser rascada. Sus uñas cortas cavaban desesperadamente a lo largo de la piel, esperando aliviar la hórrida sensación de cosquilleo dentro de él.

Scratch, scratch, scratch.

Aaaah, se sintió muy bien.

Scratch, scratch, scratch.

Rascó su piel. La sangre comenzó a derramarse, pero Craig aún no había llegado al punto que lo estaba molestando.

Scratch, scratch, scratch.

La dopamina se filtró en su sistema, llenándolo con una sensación placentera de alivio, aunque no lo suficiente como para detenerlo todavía.

Scratch, scratch, scratch.

No, no se podía detener, ni siquiera cuando atravesó todas las capas de la piel y llegó al tejido muscular: la picazón era más profunda.

Scratch, scratch, scratch.

Podía ver algo blanco justo afuera de su alcance. Ahora ya no había vuelta atrás. La picazón era demasiado fuerte. Necesitaba rascar esa formación blanca que se estaba escondiendo por debajo de los músculos.

Scratch, scratch, scratch.

Las puntas de sus dedos finalmente llegaron a la superficie huesuda del fémur. La picazón se había ido, y Craig dejó escapar un suspiro de alivio. Se sentía muy bien. Tenía todo el placer de rascar una comezón sin el más mínimo dolor.

Justo cuando Craig pensó que había terminado por fin, sintió otra comezón detrás de un ojo. Su víctima amordazada se revolvió y gritó por el pánico a medida que Craig le acercaba su dedo sangriento. No podía evitarlo: era una comezón que necesitaba se rascada.

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