p i n k

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✿ ✿ ✿ ✿ SEIS/여섯

Jongin no había sido nunca amante de las formalidades, de los lujos o el glamour, por lo que la ropa fina nunca fue su mejor amiga. Se sentía muy cómodo en su casa amplia usando nada más que las camisas de vestir de Kyungsoo y sus bóxers, ni siquiera le gustaba usar calcetines en días fríos. Jongin era demasiado simple, muy básico con lo poco o lo mucho que se le daba, por eso, estar en un desfile de modas, escuchando la algarabía de las personas que le rodeaban, mujeres hermosas bien vestidas, hombres trajeados, y jóvenes como él llevando quizá el último grito de la moda no era tan fantástico como se pintaba. Jongin no se sentía cómodo, punto, sin embargo aquello lo hacía por la sonrisa flamante que nítida y pura, se vislumbraba en los labios de su amado Kyungsoo hyung.

—Te traje una copa, es algún cóctel con sabor a durazno —dijo Kyungsoo, llegando hasta el lugar en donde estaba sentado Jongin.

Un poco curioso pero alerta, Jongin se tomó un momento para inspeccionar el contenido de la copa, oliendo que efectivamente era durazno lo que se desprendía del claro líquido. Sonrió victorioso porque, aunque no fuera su delicioso yogurt de durazno, su hyung se preocupaba por verlo feliz y cómodo, sobre todo en un ambiente en el cual no se sentía tan él.

—Gracias hyung-nim y... —Jongin saboreó el cóctel suavemente para luego sonreír—, disculpa que te pregunte pero, ¿cuánto se va a tardar esto?

Kyungsoo arrastró su grácil mirada por todo el lugar, sonriendo ladinamente mientras su propia copa vacilaba en sus labios. Jongin sabía que Kyungsoo estaba analizando el sitio. Observando. Siendo un espectador más del barullo de luces, aplausos, y ropa desfilar por doquier. Kyungsoo dejó caer suavemente sus dedos por la palma izquierda de Jongin y entonces, le brindó una sonrisa mucho más sincera. La típica sonrisa que prometía protección, que juraba salvación, resguardo, esa misma que había amparado a Jongin todos estos años, estos largos años en los que sólo bajo sus azules alas, había dormido con la seguridad de despertar a salvo y erguido a un nuevo día.

—Sólo falta que el diseñador salga a recibir sus aplausos para finalizar todo, bebé.

—¡Yei! ¿Y estás emocionado? —preguntó arqueando sus cejas, esperando la respuesta que obviamente ya conocía.

—Por supuesto, cariño —afirmó dejando un casto beso en la mano de Jongin—. ¿Tú no?

Jongin se encogió de hombros, mirando distraídamente a las modelos desfilar aquella estrafalaria ropa.

—Yo sólo quiero verte feliz, porque ya estoy tranquilo, hace mucho que lo estoy... ¡Oh mira, un perrito!

De pronto la atención de Jongin se posó en aquel animal de pelaje esponjoso que se paseaba por la pasarela con la lengua afuera embutido en un traje que podía costar miles y miles de wons; de brillantes diamantes, un perrito modelo. Jongin se dejó atrapar por la gracia infinita del camino, de su esponjoso pelaje, de cómo brincoteaba por el lugar modelando su traje y llevándose entre sus pequeñas patitas todos los aplausos del público, un vitoreo excelso, uno que Jongin creyó muy digno del animal.

Justo sobre sus piernas, como fiel compañera, reposaba su cámara; Jongin miró a Kyungsoo con una sonrisa suave y éste entendió sus designios. Retiró con tranquilidad la mano que se encontraba anudada a la de él y con dicho gesto, Jongin se llevó la cámara al ojo achicándolo un poco para capturar de un sólo click la gracia que se derramaba sobre la pasarela, el canino hizo contacto visual con la cámara y le dio un suave pavoneo como regalo arrancando el ferviente aplauso del público y una sonrisa complacida a Jongin.

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