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Soy creyente de los finales felices, me gusta pensar que todos recibimos uno. Los asesinos mueren, los congresistas explotan, los corazones rotos sanan. Pero siempre hay pesimistas que tiran abajo los valores que uno forja con una simple oración "mejor no esperar nada de nadie". Y así creció Changkyun, no creyendo en nadie, imaginando que todo el mundo iba a desilusionarlo de algún modo, en algún momento.

Tal vez suene cliché, pero ese día (el cuarto día del verano) en el que los helados se derretían en segundos y el cielo estaba claro como cristal, se mudó una familia junto a su casa. Los vio bajando del camión de mudanzas y lo único que pudo pensar es en lo simple que se veían. Yo también lo creo, rememorando a la familia Lee uno no podía pensar en otra cosa que no fuera simplezas. No simpleza, simplezas. Porque ellos eran varios, con varias personas simplezas en su ser. Eran diez, sin contar al gato, una madre y un padre –simplezas-, una abuela,  cuatro mujeres y dos varones–simplezas.

Entonces apareció el décimo, el tercer varón, Changkyun se olvidó de las simplezas y el escozor en su nuca le dio una sensación desagradable, como ese sexto sentido del que su madre hablaba cuando se refería a las malas personas.

El niño fue el único que lo vio, incluso le sonrió. Ese día el cielo se tiñó de sangre para siempre.

☁️
nota de autora
tenía abandonado
este fic y me encanta
mad

sangre sabor a amor ,, jookyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora