A pesar de la prohibición de usar disfraces de payaso durante la noche de Halloween, había muchas personas con intenciones de jugar la broma de sus vidas, utilizando este atuendo que generaba tanta incertidumbre por los hechos que estaba aconteciendo en el mundo en relación con estos personajes.
Las personas estaban nerviosas por los cientos de videos subido a internet, donde los payasos aparecían inmóviles, mirando directamente a las cámaras de vigilancia y haciendo algunos desmanes, así que con esta introducción seria completamente sencillo asustar a diestra y siniestra.
Apenas al oscurecer, entre las hadas, piratas, vaqueros, bailarinas y demás disfraces tiernos que los niños acostumbran para esta celebración, empezaron a colarse payasos, los cuales resaltaban inmediatamente, porque obviamente se trataba de adolescentes o adultos muy bribones en busca de aventura, doblaban el tamaño de los infantes, y los padres simplemente apartaban a sus criaturas para volver de inmediato a casa.
En pocos minutos, las calles estaban solamente pobladas por payasos, estos gritaban, corrían, hacían destrozos, pero nada comparado con otro grupo que muy aparte de ellos caminaba entre las casas, estos se movían lento, con un ritmo extraño, como atendiendo las palpitaciones del corazón en todo el cuerpo, sus "disfraces" eran demasiado buenos, pareciendo mas una segunda piel, que un traje. Aunque sus cabezas eran muy grandes, las expresiones en sus rostros eran muy claras, por eso resultaba difícil creer que se trataba de una máscara, pues estas no transmiten emociones.
Estos sujetos calmados, solo entraban en los patios, con sumo respeto, e iban a pararse frente a las cámaras de seguridad, o frente a las puertas en dado caso de que no existiera sistema de vigilancia, tomaban una pose y solo se quedaban ahí, aparentemente inmóviles, sin embargo, lo que movían era su cara, esta actuaba como con vida propia, mostrando una serie de muecas tan inquietantes que arrancaba los gritos de las personas, aunque estas estuvieran dentro de la seguridad de su casa.
Una vez que obtenían esa prueba de terror profundo, reían, y se marchaban a la siguiente casa, donde realizaban el mismo ritual. Cuando ambos grupos estuvieron frente a frente, decenas de ellos salieron corriendo, adivina quieres fueron.
