Mi regalo para Harry

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Hacía un calor sofocante, típico de la época del año. Finales de julio, tres años tras la Batalla de Hogwarts donde Voldemort fue derrotado al final. Harry Potter había ganado al malvado ser, a costa de vidas muy importantes para él y sus amigos. Con incontable ayuda, redujeron a los mortífagos y restauraron el orden en el mundo mágico. Los héroes fueron reconocidos, los huérfanos reubicados, las familias indemnizadas, el gobierno fue redirigido y, ahora, la paz se respiraba por todos lados. Junto con la tristeza y el dolor de los que partieron a una vida mejor, los valientes que lucharon hasta los últimos suspiros de aliento por defender la libertad de sus hermanos y hermanas.

Por la calle adoquinada del pequeño pueblito del Valle de Godric, caminaba un pensativo joven con mirada de bellas esmeraldas opacadas por tanta oscuridad. Harry Potter, el salvador del mundo mágico, el niño que sobrevivió y venció... Tantos nombres le daban, tan en alto lo tenían, que la soledad parecía escasear, junto con la poca pizca de normalidad que podría haber esperado después de tanto ajetreo. El muchacho de casi 20 años suspiraba frustrado por no tener el valor (nuevamente) de encarar al hombre del que llevaba cinco años tremendamente enamorado.

Harry Potter no era una persona tan tirada a expresar lo que siente, pero tampoco podría decirse que era lo contrario... y, sin embargo, no podía hacer frente al nuevo director del colegio más famoso de magia y hechicería. Suspiro por enésima vez, antes de entrar al bar-café del pueblito donde vivía, para relajarse un rato.

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En ese momento, en el prestigioso castillo de Hogwarts, el ilustre director descansaba de un día complicado con la junta directiva mientras su subdirectora terminaba de arreglar los papeles de su renuncia.

—Minerva ¿segura de esto? —la voz suave y algo fría de Severus Snape apenas fue escuchada por la mujer de edad avanzada—. ¿Minerva, me estas escuchando? ¡Minerva! —la ultima exclamación fue casi un grito, ya que no le gustaba que se le ignorara de esa forma tan irrespetuosa.

—Severus, no es necesario que armes este escándalo. No estoy sorda, solo pensaba. —le reprocho la mujer finalmente mirándolo a los ojos,— Y definitivamente estoy segura de esto. Ya no soy una jovencita, Severus... Y la batalla me ha dejado muy cansada. —le respondió con resignación.

—Ciertamente... A todos nos dejo con algo menos. —susurro el hombre de ojos negros, con la vista perdida en un bellísimo dibujo de una sierva.

Minerva observo en silencio como Severus se levantaba y acariciaba la pintura hasta detenerse en la firma del artista y la delineaba con adoración. Ella no veía como ese tosco hombre, que nunca había dejado ver a nadie ni sus más leves sentimientos y que era el hombre más valiente de slytherin que jamás habría conocido, no luchara por su felicidad. La mujer sabia de los sentimientos sinceros del hombre vestido de negro y también conocía la bondad del destinatario por lo que creía que no debería temer declararse... pero como siempre, Severus pensaba muy diferente.

—Sabes, creo que jamás lograras que te entienda... ¿Por qué no me haces caso y le dices lo que sientes?

—Minerva... —le advirtió con un tono imperioso.

—Nada de Minerva... Estas desaprovechando un buen momento... Sabes que hay muchos que lo pretenden...

—Exacto. ¿Qué soy yo al lado de tantos buenos prospectos? Soy mayor, soy amargado, soy ermitaño, huraño, le hice la vida a cuadritos...

—Le defendiste cuando nadie más, lo salvaste innumerables veces, le enseñaste todo para enfrentar su destino, lo apoyaste. Harry es buena gente, se que...

—¡Basta, Minerva! —le espeto— Solo soy un buen compañero de armas, no puedo pedir más.

Severus tomo los papeles de su escritorio apresurado y rodeo su escritorio para ir hacia la puerta. Minerva se levanto dispuesta a seguirlo cuando descubrió un papel de color verde que, aparentemente, se le cayó al director. Rápida como no se esperaría de alguien de su edad, se agacho y tomo el papel, escondiéndolo en el bolsillo de su túnica antes que el hombre volteara a verla.

Mi regalo para Harry -Snarry-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora