La mano desapareció por la puerta seguido de un gemido por parte del tipo. Yo miraba incrédulo a la fuerza que tenían y a su poca importancia de lo que acababan de hacer. A continuación otro puño cruzó la puerta, después otro y otro... Me costó entender que es lo que trataban de hacer, aun así tenía entendido que en menos de dos minutos echarían la puerta abajo. Reaccioné inteligentemente y subí el volumen del walkie talkie al máximo y lo dejé encima de un estante, acto seguido corrí a esconderme debajo del escritorio mientras rogaba por mi vida. No veía nada, sólo escuchaba los golpes contra la puerta hasta que, pasado un tiempo, esta cedió. Solo escuchaba los pasos de varios de los hombrecillos violentos pasearse por la sala, al parecer, buscándome.
Escuché cómo estos tipos botaban todo lo que había alrededor y, junto con los archivos, el walkie talkie. Ninguno paso la linea del escritorio, era como si lo hubiesen eliminado de su mente mientras parecian hormigas dentro de la sala. A los minutos fueron saliendo de a poco hasta ya no quedar nadie mas que yo y mi miedo. Salí titubeante, echando miradas a todos lados, esperando la mala sorpresa de que uno de los locos siguiera allí en silencio. Ya de pie observé el lugar. Los papeles estaban tirados por todo el lugar, manchas de sangre en el papel y paredes, y por último el Walkie todo destruido en un costado. Carajo... era como si un huracán hubiese pasado. Salí lentamente y sin hacer ruido cuando me encontré con la imagen mas perturbadora en mi vida. Las paredes blancas manchadas de un tinte carmesí, el suelo lleno de charcos de sangre y, como guinda de la torta, los cuerpos desdepazados de los guardias. Brazos, piernas, una cabeza entre todo... Me dieron ganas de vomitar que no me aguanté... ¿Qué eran esos tipos? ¿Realmente esas personas podían hacer todo eso? ¡Y yo los dejé libres! Por un lado me siento estúpido por haberlo hecho, pero el otro lado de mi me insiste diciendo que tal vez liberar a estos locos peligrosos me dará el ticket de salida que tanto quiero.
Me puse a analizar un poco esa última opción. De cierto modo, si es que yo lograba liberar a estos tipos y encontrar a, o los, doctores o cabezas de este hospital psiquiátrico, es muy probable que estos se vean obligados a escapar del infierno que se está a punto de armar. Si es así yo podría escapar junto con ellos y ser libre... Es buena idea, aun así hay partes que no conozco del hospital, como son esos raros pisos inferiores en los que al parecer se hacen los experimentos. Pero tengo unas pequeñas dudas, si hay un doctor desaparecido, el doctor Alexander Sokolov, ¿por qué desapareció? ¿está vivo? y si es así, ¿sabrá el algo de los otros experimentos? y lo más importante es si tendrá una salida de todo esto. No sé por qué pienso que él está vivo y que de alguna razón me ayudará a escapar de este sitio. Este manicomio es grande, y hay mucho por investigar, claro que ahora debo de tener cuidado con los nuevos invitados.
No sería capaz de acercarme ni siquiera un poco a esos cuerpos destrozados por nada del mundo. Era asqueroso, repugnante, y mucho menos pisar la sangre. Miré de reojo por si llevaban consigo municiones, pero no. Lo mismo con los Walkie, todos destruidos a excepción de... uno... Mientras hacía un rodeo entre los cadáveres escuché un murmullo debajo de un torso. Lo pateé con fuerza cosa que no tuviera que hacerlo dos veces y, con mi suerte, lo encontré, empapado en sangre, pero aun funcionando. Lo tomé con la manga de la bata y lo limpié con la otra. Le subí un poco el volumen y escuché de pronto:
"Soy el doctor Enrique. Creí ver a un par de locos dar una vuelta por el pasillo delante mio, iré a ver... Sí, efectivamente, hay dos bajando por las escaleras de emergencia al piso dos. Algún guardia por favor pod..." Se escuchó un golpe, como quién se tropieza. "¡Oh mierda qué es esto! ¡AYUDA! Me están... ¡AARGH! DUELE. ¡SUELTENME HIJOS SE PUTA! ¡AH! ¡¡AAAAAH!!" Se detuvieron los gritos.
"¿Doctor Enrique? ¿Doctor? Informe su situación. Soy el encargado de seguridad, necesito que por favor me diga donde se encuentra."
Tal parece que corrió la misma suerte que los guardias... Y lo peor es que no necesité el walkie para escuchar sus gritos. Ahora por lo menos sabía donde se encontraban los locos. Bajé el volumen del walkie hasta que solo yo lo pudiera escuchar. Me volteé, ya que sabía que camino no debía tomar, y caminé.
A buscar a Sokolov, me dije decidido.
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Manicomio: Secretos Profundos
Misterio / SuspensoRelato de un periodista, desempleado, que se adentra a un manicomio en busca de una buena nota para obtener algo con lo que entrar a un buen periódico. Lo que el no sabía era que se encontraría con cosas aún peores que jamás olvidará.