Capítulo 4

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Todas las calles llevan tu nombre. Estás en cualquier lugar en el que yo esté que he llegado a pensar en varias ocasiones que se me estaba yendo la maldita cabeza. 

Te he buscado. Te he buscado mucho. 

Tanto como te he soñado y he apretado las manos creyendo que una de ellas era la tuya. 

Cada canción me transporta a un lugar preciso. Cada canción me transporta a ti y recuerdo lo bien que sonaba entre tus brazos. 

A centímetros nos entendíamos mejor. Explícame cómo hago ahora para que lo entiendas sintiéndote tan lejos. 

No te miento, muchas veces me decido a hablarte. A escribirte. 

Es más, te leo. Te leo todas las noches porque deseo soñarte. Es la única manera que tengo para sentirte cerca. 

Leo todo aquello que escribiste (preguntándome si alguna vez fue verdad).

Y también cuento las veces que te decidías a llamarme a media noche sólo para decirme lo mucho que me necesitabas durmiendo sobre ti. 

No te niego, muchas veces me decido a olvidarte.

Me decido a olvidar tu perfume, tus gestos, los hoyuelos de tu cara al sonreír. 

Me convenzo a mí misma que no voy a acordarme más del tacto de tu piel ni de tu pelo.

Como si tratara de tener mala memoria. 

Me engaño y trato de hacerme creer que voy a olvidar la forma en la que caminas, tu risa nerviosa o tu respiración rozando las partes más sensibles de mi cuerpo. 

Como si se tratara de mí. 

Como si fuera tan fácil sacarte del único cuerpo que te tocó más el alma que la piel. 

Tú mismo lo dijiste.

¿Y qué hago?

No te imaginas la de veces que me prometí hacerlo y la de veces que me cegué con la idea de que no serías para tanto.

Eras para mucho. 

Tu mal humor y tus ojos hinchados por las mañanas. 

La suerte de poder contemplarte al otro lado de la cama mientras paso mis manos por tus mejillas y noto como mi alma vive.

Como si mi alma saliera de mi cuerpo y se dedicara a observarnos.

Y también te he imaginado mucho. 

Viajo a lugares buscando algún paisaje que supere el esplendor de tenerte frente a mí mientras no paras de reír. 

Eres más que un sentimiento. 

Eres espiritualmente eterno. 

Tienes una mitad de mí en ti que permanecerá siempre ahí. 

Tengo una parte de ti tan dentro de mí que nunca vas a morir mientras yo siga latiendo. 

El amor está ahí y no se va a morir. 

Ni si quiera marchándote. Ni marchándome. 

Ni engañándonos con que no nos queremos más. 

Ni gritándonos la falta que nos hacemos.

Ni solamente te amé porque me enseñaste un amor que creí conocer y que realmente no sabía que significaba. 

Está lloviendo más que nunca en nosotros.

Graniza en ti y nieva en mí. 

Está ardiendo más que nunca en nosotros. 

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⏰ Última actualización: Oct 19, 2017 ⏰

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