Reposar en la oscuridad es agradable. Ningún ruido que te moleste. Esa paz es una de las pocas sensaciones que puedo sentir, y que es muy agradable. Los humanos dedican su tiempo para realizar alguna que otra actividad que les divierta, sin embargo, tratar de hacerlo nos dejaría demasiado cansados y hambrientos, y la comida no abunda. Estos meses ha disminuido hasta un punto crítico, y empiezo a temer que esto no va a cambiar. Empecé a tener hambre, por lo que pronto me dedicaré a buscar alimento, siempre y cuando no traigan antes. Nos turnamos para ir a la ciudad, yo soy el cuarto. Me quedé reposando hasta ver si debía ir o por fin podría descansar con el estómago lleno.
Mi compañero número tres, por llamarlo de alguna manera, entró sin nada, por lo que tuve que salir yo a buscar. Me levanté y lentamente salí de la gruta, asomando primero la cabeza. Es de día, el sol me irrita pero no hace daño. Prefiero ir por donde ese foco no moleste, entre los árboles, ya que aunque no pueden verme directamente, todo me afecta, aunque lo único que me preocupa es que me vean a través de un espejo. A los jefes no les gustaría demasiado. La ciudad queda bastante lejos, pero si queremos sobrevivir debemos ir hacia ella. No puedo cansarme, como los humanos, pero no traer nada me dejará muy hambriento. No pienso incumplir las reglas aunque me valga la vida, es decir, no acabaré con nadie que no haya llegado al "punto sin retorno". No se merecen morir.
He llegado a la ciudad y es casi de noche, como deseaba. Sin luz, puedo apreciar mejor los olores. Los humanos demuestran sus emociones mucho mejor de lo que creen, y en eso me baso para encontrar alimento. En un primer momento, no vi ni olí nada. Pero por suerte, rastreé ligeramente un olor característico. Ese que necesito. Lo seguí hasta una casa, en la cual un hombre sentado en un sofá, con las ropas viejas y sucias , alcohol en mano y rostro inexpresivo observaba una televisión que estaba apagada. A esta persona ya la conocía, le vi desde pequeño jugando con sus amigos. Le vi con su mujer, con su hija, y hace meses que no veo a ninguna de las dos. No sé qué pasó, pero sabía que no tardaría en llegar al punto de no retorno. Me acerqué a él, no sin antes asegurarme de que no hubiese ningún espejo, y le inyecté mi brazo izquierdo, que si no lo mencioné antes, es el que uso para absorber las almas. Al contrario que el derecho, está formado únicamente por un filo, el cual al ser introducido no produce ninguna sensación para ellos. De hecho, ellos nunca saben que algo cambió. Lo introduje lo necesario, y extraje el alma. Ya tenía alimento por una semana. El se levantó del sofá, obviamente para recoger algo que le ayudará a suicidarse. Algunos prefieren quedarse hasta su muerte, pero sinceramente lo veo innecesario. Salí del edificio y me dirigí de vuelta a la gruta. Mis compañeros me necesitan. En verdad no se alegran nunca cuando alguien trae alimento, o al menos no lo demuestran. No entiendo porqué hay que ser así, nunca nadie nos obligó a no ser felices, pero parece que no entra en sus planes. Yo no voy a ser el raro, aunque alguna vez querré experimentar lo que es la felicidad, no sé cómo, pero lo haré. Nos juntamos y en orden, recogimos un fragmento del alma.
Acaba de venir el supervisor del territorio, no sé cuanto controla, pero obviamente mucho más que lo que yo conozco. Va a haber una reunión excepcional entre todos los Bakkar de la región, lo cual me sorprende. En este tipo de reuniones se puede hablar, en ningún otro momento se puede. Hace cinco inviernos que no hablo, seguramente hasta se me haya olvidado. Supongo que será algo importante, solo he presenciado dos de estas reuniones, la primera fue la de mi bienvenida, y la segunda fue de emergencia por una escasez de alimento brutal. Sinceramente me temo lo peor. La reunión es dentro de cuatro días, y en principio nos guiarán hasta el lugar donde se va a celebrar. Serán dos días de viaje, por lo que el alimento irá justo. Igualmente nos han dicho que no necesitamos cazar más, lo cual me tomo como buena señal. En verdad tengo curiosidad por saber de que tratará, solo pido que por favor las cosas no se pongan peor, ya que en ese caso no habrá manera de sobrevivir.
CAPÍTULO II
El templo de reunión es enorme, aunque tan oscuro como a mí me gusta. Me perdí entre las salas, pasillos y compañeros de distrito. Tras lo que me parecieron horas caminando, llegamos a la sala principal. Era extremadamente grande, en ella podrían caber perfectamente 200 Bakkars, y la mitad de la sala estaba ya ocupada. No tardó en empezar la sesión, aquel que fue a advertirnos de la reunión estaba allí frente a nosotros. Comenzó a hablar, con una soltura que obviamente mostraba que él tenía la posibilidad de hablar cuando quisiera. Tenía una tez algo más oscura que la mía, y sin duda era mucho más alto. No había cambiado en nada desde la primera vez que lo vi. No le dediqué más tiempo a su apariencia y presté atención a lo que dijo.
-Bienvenidos a todos y cada uno de vosotros. Es muy importante, sobre todo para vosotros, que hayáis asistido sin pega alguna. Seré extremadamente breve. Los Bakkar llevamos siglos sosteniéndonos en un tipo de vida que aunque no es brillante, nos ha ayudado a proliferar como especie. Hemos conseguido que en más de 300 años los humanos no sepan de nuestra existencia. Sin embargo, los problemas han sido siempre el alimento. Somos demasiados, en las pequeñas ciudades y pueblos la supervivencia nos es muy dura, y en las grandes ciudades la superpoblación hace que no haya almas para todos. Hemos perdido puestos en una de cada tres ciudades y la mitad de los pueblos, y no pienso permitir que siga pasando. A partir de ahora, queda totalmente prohibido vivir en grupo. La ley del más fuerte. Si alguien lo tiene todo, no morirá jamás. Sé que no os gusta, pero es necesario. Ahora volved a vuestro territorio, acaparad alimento, y sobrevivid. Lo siento hermanos.
Miré a mis compañeros y por primera vez, vi un sentimiento en ellos. Incredulidad. Es decir, ¿Sí o si teníamos que matarnos para sobrevivir? En verdad es cierto, tiene sentido lógico, antes de que muramos todos es mejor que alguien salve por su cuenta. Pese a ello, nunca me lo planteé. Rápidamente me dirigí a la puerta y empecé a buscar el olor que desprendimos en el camino, pero todos mis compañeros habían tomado la ventaja. Solo olía a algo que no sabía identificar, por lo que no sabía dónde ir, la gente atravesaba los pasillos con rapidez, pero con la misma duda que yo. Ahora entendí el porqué. Quieren que usemos la cabeza para salir, quieren que sobrevivan los inteligentes. Me acerqué al primer Bakkar que vi y le susurré "si nos ayudamos mutuamente, saldremos antes. Cada uno que escoja un camino, y si encontramos la salida hacemos una señal, volvemos a por el otro y se la enseñamos." La idea era buena, obviamente, y aunque no hizo muchos aspavientos, se limitó a asentir. Elegí un camino aleatorio y me puse a recorrerlo. No tengo ni la más mínima idea de si llegaré al destino, pero debo confiar en mi instinto, y en que no me dejase tirado el aliado fortuito que acabo de hacer, es lo último que me queda.
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Bakkar
FantasíaHay trabajos difíciles. Trabajos duros, trabajos que apenas se rentabilizan. Trabajos buenos y trabajos malos, trabajos respetables y humillantes. Sin embargo, el mío es más que sencillo. Me dedico a recoger las almas de aquellos que ya no la necesi...