Es la 1 de la mañana y vuelvo a casa después de terminar mi turno de noche en el "Bar Estrella" donde trabajo desde las 7 de la tarde hasta las 12 de la noche; aunque hay veces en las que, por no querer volver a casa, me quedo un poco más.
De camino a casa paso por un puesto de la policía, me detengo, se me ocurre entrar, y denunciar, pero luego me doy cuenta de que eso solo empeoraría las cosas; por eso sigo mi camino.
Llego y me detengo delante de la puerta de mi casa, cierro los ojos y suspiro, me decido por abrir la puerta y entrar. Lo hago, está todo muy tranquilo, demasiado la verdad.
Siento un gran golpe en la cara, como si alguien me diese un puñetazo y de repente alguien me está arrastrando por el suelo como si fuese un juguete. Empiezo a gritar, con la esperanza de que alguien me oiga.
-¡Sabes perfectamente que no quiero que te vayas de esta casa, ni siquiera para trabajar!
–Me grita y luego suspira. -¿Sabes?, a veces pienso que te gusta que te trate así.- Se ríe de forma irónica.
Me empieza a dar golpes por todo el cuerpo mientras yo intento cubrirme; estoy llorando y agonizando, porque sé que esto nunca se va a acabar, lo sé.
Parece que se cansa porque para. Pero entonces me levanta tirándome de los pelos y me vuelve a arrastrar, pero esta vez hacia el baño; hace que me refleje en el espejo.
-Pero mira que tenemos aquí. – Y entonces me estampa la cara contra el espejo, tan fuerte, que este se rompe haciéndome heridas en la cara. -¡Una zorra que no sabe hacer otra cosa que llorar! – Me dice gritando, y es verdad, no se hacer otra cosa que llorar y lamentarme por las esquinas de la casa.
- Puta. – Me susurra en el oído antes de darme otro golpe para después dejarme en el suelo. Se va, dejándome sola, pero sé que volverá, porque esto aún no se ha acabado.
-¡Laura ven aquí! – Me dice gritando desde la cocina; sin pensármelo voy, ya que no quiero que me "castigue" como hizo la otra vez que me negué a obedecerle.
Al llegar me agarra fuerte del brazo y me sienta en una silla, me ata a ella, no puedo moverme, después coge un trapo y me tapa la boca para que no pueda hablar.
- Bueno, ahora jugaremos a un juego. – Dice cogiendo un cuchillo, se sienta enfrente de mí, mira fijamente el afilado utensilio mientras pasa sus yemas por el contorno de este. –Este juego consiste en hacerte una pregunta a la que tienes que responder con sinceridad, si no lo haces, o te quedas callada, bueno, creo que te puedes hacer una idea. –Dice con una amplia sonrisa en la cara, mientras yo lo miro con miedo, mucho miedo.
-Empecemos. ¿Quieres denunciarme?- Me quita el trapo de la boca muy lentamente para que pueda contestarle.
-...- Me quedo callada, no sé qué decirle.
-Esa no es la respuesta. – Dice decepcionado para después hacerme un corte algo profundo en el dorso de mi brazo derecho, empiezo a gritar de dolor, y me tapa la boca de nuevo.
– Ahora que sabes cómo va el juego, supongo que responderás, ¿no?- Asiento con la cabeza. –Muy bien, buena chica. –Me dice mientras me da unas palmaditas en el moflete izquierdo. -¿Quieres denunciarme? – Me vuelve a preguntar con curiosidad.
-No. – Respondo alto y claro.
-Así me gusta Lauri, muy bien. ¿Por qué quieres trabajar?
-Porque...
-¿Por qué...?
-Porque necesito salir de esta casa y estar lejos de ti. – Digo rápidamente con la esperanza de que no me haga daño.
-¿Enserio? ¿Y por qué quieres estar lejos de mí?
-Porque te odio, y espero que algún día te pudras en el infierno. – Le digo claramente, pensando en todo lo que le acabo de decir, y sabiendo que voy a recibir un golpe cierro los ojos.
-Muy bien. – Dice, levanta el cuchillo y me lo clava en la pierna izquierda.
-¡AH!- Empiezo a gritar de dolor, pero esta vez no me tapa la boca, me quita el utensilio de la pierna y se dispone a volver a clavármelo otra vez. Estoy sangrando mucho, demasiado la verdad.
-¡Eres una zorra, y que sepas que la que va ha arder en el infierno eres tú!- Dice demasiado alto, y entonces me clava el cuchillo en la yugular, provocando así mi muerte, rápida e indolora.
¿Te gustaría un final así?
Yo creo que no.
¿Te gustaría ser esta chica?
Seguro que la respuesta es no.
¿Te gustaría sufrir como ella?
Seguro que no.
¿Te gustaría que alguien cercano a ti estuviese en esta situación?
Seguramente no.
¿Te gustaría que esa chica fuese tu hija?
Estoy segura de que no.
¿Te gustaría saber algo?
Te digo yo que sí.
Lo que tienes que saber es que tú, aunque no te lo creas, puedes cambiar esto.
¿Te gustaría saber cómo?
Pues puedes ayudar y respetar a los demás, defendiendo a todo aquel que lo necesite, así como escuchar a las personas que necesitan hablar.
RM
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Cerita Pendekes una breve historia en contra de la violencia de genero. espero que la disfruteis, porfavor voten y comenten