Tu Eres [ł]

1. El príncipio

Los sonidos a mi al rededor son tan irritantes. Por más que intento mantener la calma y apretó mis puños siento que necesito gritar, decirles que se callen, que cierren la maldita boca. Mis piernas tiemblan y me mantengo en guardia creyendo que en cualquier segundo perderé el control de mi misma y me lanzare encima golpeando su cuerpo contra el maldito suelo. Quiero apaciguar mi ira pero cada vez aumenta más y más como si toda la furia contenida estuviera buscando salir como sea. Estiro mis dedos que debido a la presión se están entumiendo, siento que mi cabeza va a estallar, llevo mucho tiempo con jaquecas que no pararan, necesito salir de aquí pero no me muevo ¿soy fuerte? tengo que poder. No quiero arruinar el momento. Mi padre termina su plato y junta la loza, mientras le ayudo a recoger la mesa siento que mi cuerpo pesa.

Entro a mi cuarto y me siento un momento en la cama aún sin hacer, quisiera dormir pero no puedo.

Tomo mi celular. Cero mensajes, cero llamadas. No. Wonho me esta escribiendo:

Hola, he pensado en ti hoy.

Una parte de mi quiere decir: te extraño;  la otra no dúda en callar, ya no hay nada que se pueda salvar. No se porque no comprende que he cambiado, estoy cambiando - a paso lento - por ambos. Lo intento. Mierda. Pero ya no se si pueda seguir así y es tan difícil, tan triste para mi que todo se haya vuelto borroso. Ya no lo reconozco ni me reconozco. Mierda, hay cosas que son un maldito puñal en el costado. Veo el mensaje, le digo hola y apago el celular. Tomo mi mochila, esa azúl y pequeña que esta tan rota. Meto mis llaves y dinero, mis cigarros - el encendedor lo pongo en mi bolsillo del pantalón - y mis audífonos en el costado del bolso. Salgo.

Camino con la cabeza gacha y las manos en los bolsillos, la paranoia vuelve a comerme la cabeza y puedo sentir como cada persona que pasa por en frente se me queda viendo y juzgando cada paso; estoy consciente de que es algo que he creado yo misma pero eso no hace que este miedo disminuya y cada vez que que alguien me observa siento pánico y ansiedad, quiero huir y contradictoriamente me paralizo. Eso me hace sentir patética.

Camino varias cuadras. Aproximadamente media hora demoro en llegar a la pequeña plaza que frecuento. Me trae tan buenos recuerdos, solía venir aquí con mi querida Jennie. Fue mi unica amiga pero se alejo de mi hace mucho y dúdo que vuelva a verla.

Voy pegando debílmente la pared con una vara que encontre cuando veo a unos chicos peleando y uno ha caído al piso. Paso por el lado de los que lo golpearon. No crean que les dejare pasar esto. En menos de cuarenta segúndos uno de ellos esta llorando como bebe en el suelo, revolcandose en el suelo como los perros que son. El restante hecha unas risitas.

Hola cariño ¿vienes por una tocadita?- Dice gruñendo.
Ya que insistes - Digo susurrando a su oigo-¿Por qué no nos divertimos un poco? - Dicho esto, me acerco más y golpeo a su debil amigo, a lo cual el sujeto y su amigo se van. Claro que el ayudado por sus ratas.

Te dieron fuerte amigo. Deberías volver a casa- El solo me mira un poco sorprendido.

Fue justo al llegar a la pileta de la plaza cuando noté que el venía detras, manteniendo algúnos metros de distancia. Me dejé caer en un costado de la pileta y repose mi cabeza sobre mis brazos. El se sentó junto a mi y se mantuvo mirando al suelo un buen rato. Llevaba una chaqueta negra y una polera gris y su mejilla sangraba un poco.

¿Por qué estás aquí? Vete a casa.- Dije cortante. El no respondió.- ¿Acaso no hablas? Al menos ¿me dirás que hiciste para recibir tremenda golpiza?- Y el solo me miro timidamente- Yo no hice nada. Gracias por eso, eres la primera que no pasa de largo.- Volvió a desviar la mirada y susurro para si algunas cosas que no entendí.- Por cierto, me llamo Jungkook. Creo que te he visto por aquí antes ¿Como te llamas?.

Así es como comenzo todo. Un chico golpeado. Una chica inestable. Y seis chicos más con un camino en común a los cuales desconociamos en ese momento.

Aún queda mucho que deben saber para entender que ocurrió en verdad y quien repara todo el daño de cada uno de nuestros errores.